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Voto de Perro Feroz Amarillo:
8
Drama España, 1792. Goya (Stellan Skarsgard), el pintor de la Corte de Carlos IV (1788-1808), se ve implicado en un gran escándalo cuando su musa adolescente (Natalie Portman) es acusada de herejía por un importante miembro de la Inquisición (Javier Bardem). (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2007
53 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
A priori no parece tarea sencilla meter en un par de horas tanto contenido histórico y de tantos ámbitos como lo acaecido durante la época de cambio de siglo del XVIII al XIX. La invasión napoleónica, la presencia y desaparición de la inquisición, y la ocupación británica y consiguiente expulsión de los franceses, todo ello bajo la inerte mirada de una decadente y vanidosa monarquía. En este entorno yvivió Goya sus más gloriosos días artísticos y profesionales, como reputado pintor de cámara de la familia real, pero también se abrió la puerta a su sordera y al declive de su salud mental, así como a la magnificación de su genio.
Al principio pensé que el título no era acertado, pues la película no es la biografía típica que suele filmarse sobre un genio, ni siquiera de una parte de su vida (quince años). Error mío. Al contrario de mi primera impresión, el título refleja correctamente el contenido mostrado, pues lo que Forman nos presenta es la decadencia social y política de España que llevó al país a la guerra y a la miseria, es decir, lo que fueron “los fantasmas” para Goya.
El momento social se prestaba a los abusos de la iglesia, las penurias del pueblo, las atrocidades de la guerra, la hipocresía, la prostitución, o el ombligo de la clase noble. Todo aquello que el pintor retrató de manera objetiva, sin tapujos, como al monje protagonista o a la familia real que, borrachos de autocomplacencia, no se veían reflejados en el realismo de sus cuadros.
En este escenario, Francisco de Goya es un elemento más, casi un secundario, y por su vida se entrecruzan los dos personajes que soportan el peso narrativo y argumental. Inés de Bilbatúa (Portman), hija de un rico comerciante, modelo favorita del pintor, y falsamente acusada por el santo oficio; y el monje inquisidor Lorenzo Casamares (Bardem), que no duda en jugar las cartas que le vienen, buscando su beneficio siempre en primer lugar. Con estos personajes Forman nos muestra las dos caras de aquella moneda: el pueblo inocente con su sufrimiento, y la Iglesia y el poder)con su corrupción y sus abusos.
Llaman la atención un par de cosas. Por un lado, la pérdida de naturalidad de Bardem en la versión doblada, que lo hace algo inverosímil sobre todo al principio, y el excelente trabajo de Portman en los tres registros que interpreta a lo largo del metraje, con una gran caracterización en uno de ellos, no solo de maquillaje, sino de expresión y gesticulación un nuevo sobresaliente para la actriz, otro más.
La fotografía, otra factura a nombre de Aguirresarobe, logra dejar impecablemente iluminadas todas las estancias, las más vetustas de palacio, y el estudio del pintor, en el que casi le da la sensación a uno de estar allí presente.
Con tempo ágil a base de cambios de ritmo bruscos, y una elipsis de quince años, dicotómica pero necesaria para el respeto de los hechos, Milos Forman repasa las miserias de la España perdida y sin rumbo.
Perro Feroz Amarillo
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