Casper Andreas parece especializado en comedias de temática gay, pero dicha especialización se realiza en la repetición de clichés y el toque de la fibra sensible. Esta vez utiliza a una mujer heterosexual, pero absolutamente solidaria y amiga del mundo gay, para ir planteando los frecuentes problemas que tiene todo el mundo para encontrar la situación ideal con la pareja adecuada e intentar ser feliz con lo que se tiene. Pero esto que es la vida misma solo está esbozado en cada personaje - es mucho tema para este director - y el espectador se queda con ganas de descubrir posibles soluciones reales a las preguntas vitales que se hace. Si solo se enfoca la visión de esta película como un rato agradable y sin complicaciones, con cuerpos y caras guapas, el espectador saldrá contento, y sin pensar mucho. Mindy Cohn, lleva todo el peso de la película y lo lleva bien pues hace una buena interpretación donde los demás solo se limitan a pasar y decir las cuatro obviedades que ya sabemos sobre las relaciones humanas. La fotografía es llanamente normal y solo le saca provecho a la cara y al volumen de Mindy Cohn. La música tiene mucho que ver con los bares y lugares gay donde se produce la mayor parte de la acción.