Esta película ha hecho asomarse a mis ojos unas tibias lágrimas, y cualquiera que siga mis críticas sabrá que eso no es fácil. Recuerdo que este mismo director lo consiguió, y no soy de lágrima fácil, con “Cowboy de medianoche” Por lo tanto, para mi, hay algo en la dirección de John Schlesinger que me llega a los sentimientos. En este caso os puedo asegurar que no es Madonna, más bien es la que me ha mantenido distanciado de la película durante mucho tiempo. Es, con mucho, lo peor de la película. El tema de la paternidad por parte de un homosexual no es un problema fácil de resolver, si su homosexualidad es pública, y encima vive con la madre del niño intentando que la situación sea del todo normal. A mi me parece un gran hallazgo del guión, que ojala lo hubiera interpretado otra actriz principal, que sea él, homosexual, el primero que encuentre el amor en un hombre, y que sea ella, que pena de actriz, la que se enamore después. Al espectador eso le permite utilizar la vara de medir con más o menos objetividad. El drama que se plantea no es en absoluto un mero melodrama lacrimógeno, sino que es la plasmación de una realidad posible en el profundo cariño de un homosexual que se siente padre de un niño. Hay muchas escenas muy bien planteadas cinematográficamente y la fotografía es perfecta para este tema, por lo tanto no veo la necesidad de considerarla una mala película. Insisto: Madonna es lo peor, y además creo que muchos críticos han masacrado esta película con intención de masacrar a la cantante estrella, cuasi diosa. El director ha hecho lo que ha hecho muy bien. ¿Hay algún problema en que los directores intenten ganarse las habichuelas dirigiendo a supuestas estrellas del cine con mucho dinero? Muy bien por Rupert Everett que en ningún momento deja que la cantante le coma el terreno en la interpretación.