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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
9
Drama Biopic de la obra y vida de la gran Emily Dickinson, una poetisa que paso la mayor parte de su vida en casa de sus padres en Amherst, Massachusetts. La mansión en la que vivió sirve de telón de fondo al retrato de una mujer nada convencional de la que se sabe muy poco. Nacida en 1803, fue considerada una niña con talento, pero un trauma emocional la obligó a dejar los estudios. A partir de ese momento, se retiró de la sociedad y empezó ... [+]
4 de octubre de 2016
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Maestro:
Si usted viera cómo una bala alcanza a un pájaro, y él dijera que no está herido, puede que llorase ante su amabilidad, pero con toda seguridad dudaría de su palabra. Una gota más de la cuchillada que ensucia el pecho de vuestra Margarita… Dios me creó, Maestro. No fui yo misma. Yo no sé cómo ocurrió. Él construyó el corazón en mí. Golpe a golpe, creció más que yo y, como una pequeña madre con un hijo mayor, me cansé de cargar con él. Me enteré de que existía algo llamado “Redención”, algo que hacía descansar a hombres y mujeres. Se acordará que le pregunté por ella: usted me ha dado algo distinto. Olvidé la Redención… (No se lo dije durante mucho tiempo, pero usted me había cambiado) y estaba cansada… Me siento más vieja -esta noche, Maestro- pero el amor es el mismo, y también lo son la luna y la media luna. Si la voluntad del Señor hubiera sido que respirase donde usted respiraba y encontrase el lugar -por mí misma- en plena noche; si nunca puedo olvidar que no estoy con usted ni que la tristeza y el fracaso están más cerca que yo; si deseo con una fuerza que no puedo reprimir que mío sea el lugar de la reina, el amor del Plantagenet es mi única disculpa…
(…) Digamos que esperaré por usted.
Digamos que no necesito ir con ningún extraño al, para mí, país desconocido. He esperado mucho tiempo, Maestro, pero puedo esperar todavía más, esperar hasta que mi pelo color de avellana esté moteado y usted utilice bastón, entonces podré mirar mi reloj y, si el Día está en el lejano ocaso, podemos tentar a la suerte en el Cielo.
¿Qué haría conmigo si vengo “de blanco”? ¿Tiene usted la fuerza para darle vida?
Quiero verle más, Maestro, que todo lo que anhelo en este mundo, y el deseo, ligeramente alterado, será el único en los cielos.
¿Puede venir a Nueva Inglaterra este verano? ¿Vendría a Aamherst? ¿Le gustaría venir, Maestro?
¿Podría perjudicarnos, aunque los dos seamos temerosos de Dios? ¿Le desilusionaría la Margarita? No, no lo haría, Maestro. Sería consuelo eterno; solo el mirar su rostro mientras usted mira el mío, entonces podría jugar en los bosques, hasta el anochecer, hasta cuando usted me lleve donde el sol que se pone no pueda hallarnos, y la verdad venga, hasta que la ciudad esté llena. (¿Me dirá que si lo hará?)
No pensaba decirlo, usted no vino a mí “de blanco”, ni me dijo nunca por qué…
No soy una Rosa, aunque me sentí florecer,
No soy Pájaro, aunque crucé el Éter."

Carta de amor de Emily Dickinson a «el maestro».
Verano de 1861
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Buscapé
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