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España España · Zaragoza
Voto de Phernando:
5
Drama Por causa de sus ideas anarquistas, Felipe Crespo huye de Barcelona perseguido por la justicia. Muerto de hambre, llega hasta la casa solariega de Villares y pide protección. Pronto se gana la confianza del rico propietario, hombre de elevada formación moral y religiosa, ciego desde hace años, que vive en compañía de su joven y bella esposa. Cuando ésta conoce la verdadera historia de Felipe, siente repulsión, pero con el tiempo nace en ... [+]
15 de marzo de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Folletín típico y tópico de la época. El gran Juan de Orduña dirigió esta coproducción hispano-mexicana con los por aquél entonces algunos de los mejores actores de nuestro país y del azteca. A destacar la gran actuación de Arturo de Cordova, quizá uno de los mejores intérpretes del cine hispanoamericano. Para los roles actuales se puede clasificar las diferentes actuaciones de sobreactuadas en algunos casos, pero era lo que se llevaba y la forma de interpretar en aquella década "se entendía" así. En particular Arturo de Córdova, que proveniente del teatro trasladaba al séptimo arte su forma de trabajar.

La película aborda temas escabrosos que tuvieron que "torear" no sin dificultades la censura imperante (no olvidemos que la dictadura franquista estaba en pleno apogeo, y cualquier película debía pasar el tamiz de lo políticamente correcto), como la infidelidad o el anarquismo. Sin embargo, era algo habitual de la época que cualquier tema escabroso tratado en una película tuviera siempre un final "feliz" para el entendimiento del régimen, es decir que la moraleja dejara bien a las claras lo que estaba "bien" o "mal". O como en el caso de "El amor de los amores" donde los personajes que sucumben ante las bajezas humanas, al final se dan cuenta de sus "errores" y se redimen.

Mención especial merece Jorge Mistral, actor valenciano que da la justa réplica a de Córdova y que construye un papel con muchos matices: atormentado, cínico, enamorado, arrepentido. Con mucho, lo mejor de la película junto con algunas actuaciones de secundarios que conforman un producto bastante digno. A pesar de que la película se grabara a principios de la década de los 60, se grabó en blanco y negro (algo muy habitual por costumbre principalmente en el cine mexicano), lo cual le confiere un mayor dramatismo.

Sin ser nada del otro mundo, se deja ver como curiosidad de aquella época en que se entendía el cine de forma muy diferente a la actual.
Phernando
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