Mala hasta decir basta. Es difícil adivinar que hace un gran actor como Ray Liotta en esta infumable cinta. Ya el guión es descabellado a más no poder: una vulgar azafata es capaz no solo de acabar con un sicópata asesino profesional, sino que además logra hacer aterrizar un 747 con la ínica ayuda de un piloto que le va da dando consejos a traves de la radio del avión. Desternillante. Por no hablar de las tres o cuatro peleas en toda regla que mantienen a lo largo de la película dicha azafata y el asesino sicópata, y a pesar de que habrá una diferencia de 30 kg entre los dos... siempre sale vencedora la chica. En fin, que no pasará a la historia del cine como una muestra del mismo, ni tan siquiera como ejemplo del cine catastrofista.