Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Sociotecólogo:
10
Drama Una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos, pero ninguno de ellos tiene tiempo para atenderlos, por lo que deciden enviarlos a un balneario. Cuando regresan, la madre pasa una noche en la casa de una nuera, viuda de uno de sus hijos. A diferencia de sus cuñados, Noriko muestra afecto por sus suegros y conforta a la anciana. (FILMAFFINITY)
18 de junio de 2008
191 de 209 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es muy fácil conseguir esta película. Y la verdad, no entiendo por qué una película considerada por la prestigiosa revista Sight & Sound como una de las 10 mejores películas de todos los tiempos sea tan difícil de encontrar en alguna videotienda. Tal vez porqué no sea una película fácil. Tal vez por qué se torne lenta en algunos momentos. Tal vez por qué su historia gira en torno a algo tan mundano como una familia de clase media del Japón de la posguerra. No sé, aún no he descubierto la verdadera razón de su desconocimiento y de su poca difusión. Lo único que tengo claro es que es una verdadera fortuna que existan este tipo de películas, tan sabias, tan profundas, tan hermosas. Una historia en la que todos de alguna manera nos vemos reflejados, ya sea como padres, como abuelos, como hijos o como nietos.

Lo primero que pensé al ver la actitud de los hijos de los ancianos es que todos hemos incurrido en lo mismo, voluntaria o involuntariamente. No son precisamente mezquinos, tan sólo son el resultado de una forma de pensamiento que idolatra el trabajo duro y el sacrificio, aún a costa de la propia felicidad. La película es, ante todo, una sutil crítica a los roces generacionales y a los imaginarios sociales y culturales de una época golpeada por la guerra, la desesperanza y las penurias económicas. De igual forma, es una conmovedora historia sobre las relaciones entre padres e hijos, sobre los recuerdos y sobre la inmanente tristeza que conlleva la vejez.

Roger Ebert alguna vez afirmó que nunca había visto a más personas llorar en una sala de cine que cuando se proyectaba Tokio monogatari. Y la verdad, es una película desgarradora. Pero más que apelar a la lágrima fácil, lo que hace es, reflejar, de manera profundamente cercana, una realidad inexorable, y por esto mismo, tan universal. Una película que ninguna persona, que se precie de amar el cine, puede dejar de ver.

Mi nombre es Nelson. Muchas gracias por haber leído mi crítica.
Sociotecólogo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow