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Voto de Wanchope:
6
5,3
12.880
Drama. Terror. Thriller
Michael Kovak (Colin O'Donoghue), un decepcionado seminarista norteamericano, decide asistir a un curso de exorcismos en el Vaticano, lo que hará que su fe se tambalee y tenga que enfrentarse a terribles fuerzas demoniacas. En Roma conocerá al Padre Lucas (Hopkins), un sacerdote poco ortodoxo que le enseñará el lado oscuro de la Fe. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como parece imprescindible a la hora de hablar de este tipo de filmes el recurrir en algún momento a 'El exorcista', cinta que todo sea dicho de paso a un servidor no le dice gran cosa por más que nunca negaré su merecido estatus de clásico, empiezo por aquí y así me lo quito de encima. De igual manera que en '2001' y 'La guerra de las galaxias' hay naves espaciales sin que la una tenga por qué parecerse a la otra, en 'El rito' nos encontramos con un aparente "parecido razonable" que no va más allá de los exorcismos y la presencia de la iglesia como defensa ante el maligno. Por lo demás, el 'El rito' ni es ni pretende ser 'El exorcista', aunque Sir Anthony Hopkins se permita un inevitable guiño/chiste en un momento dado.
Al igual que la lucha inmortal e impedecera entre el bien y el mal que impera en buena parte de cualquier historia y relato, como es el caso por más que su corazón dramático se suponga orbite en torno a la búsqueda de fe del protagonista, en 'El rito' nos encontramos con el tan a veces habitual problema del producto surgido de una industria: la lucha entre el propio producto y su comercialidad, y el difícil equilibrio que existe sobre lo que es bueno y lo que es vendible, que parece mentira que en no pocas ocasiones no coincidan. Así, la nueva película del interesante (y elegante) realizador Mikael Hafstrom es una cinta que oscila entre el bien, cuando enfila lo que debiera haber sido, y el mal, cuando se amolda a las exigencias de una campaña de promoción.
'El rito' podría haber sido una cinta del montón si no fuera por, entre otras cosas, las aportaciones de Mikael Hafstrom, cuya habilidad para crear momentos de calma tensa ya se disfrutó en ‘1408’, y cómo no de Sir Anthony Hoppkins encabezando su reparto, algo que demuestra que en ocasiones no es tanto lo que se cuenta sino quién lo cuenta, y que cuando se está en buenas manos uno puede, al menos, respirar tranquilo y dejarse llevar con algo de paz cristiana. En la eficaz puesta en escena del primero, alejada de modismos efectistas (que en todo caso surgen del posterior montaje) y con una clara intención atmosférica y narrativa, y la sobriedad y convicción del siempre apreciable Hopkins, un auténtico salvavidas para cualquier producción, la cinta encuentra dos apoyos fundamentales para que sus inconsistencias argumentales (el desdibujado personaje de Alice Braga) e imposiciones "industriales" (ahora viene el in crescendo musical y el susto, tranquilos…) sean perdonables tras el rezo de un par de avemarías, o así, una pequeña penitencia equiparable a lo fácil que se deja ver una producción a la que, no obstante, algún que otro minuto de menos le hubiera sentado divino.
Al igual que la lucha inmortal e impedecera entre el bien y el mal que impera en buena parte de cualquier historia y relato, como es el caso por más que su corazón dramático se suponga orbite en torno a la búsqueda de fe del protagonista, en 'El rito' nos encontramos con el tan a veces habitual problema del producto surgido de una industria: la lucha entre el propio producto y su comercialidad, y el difícil equilibrio que existe sobre lo que es bueno y lo que es vendible, que parece mentira que en no pocas ocasiones no coincidan. Así, la nueva película del interesante (y elegante) realizador Mikael Hafstrom es una cinta que oscila entre el bien, cuando enfila lo que debiera haber sido, y el mal, cuando se amolda a las exigencias de una campaña de promoción.
'El rito' podría haber sido una cinta del montón si no fuera por, entre otras cosas, las aportaciones de Mikael Hafstrom, cuya habilidad para crear momentos de calma tensa ya se disfrutó en ‘1408’, y cómo no de Sir Anthony Hoppkins encabezando su reparto, algo que demuestra que en ocasiones no es tanto lo que se cuenta sino quién lo cuenta, y que cuando se está en buenas manos uno puede, al menos, respirar tranquilo y dejarse llevar con algo de paz cristiana. En la eficaz puesta en escena del primero, alejada de modismos efectistas (que en todo caso surgen del posterior montaje) y con una clara intención atmosférica y narrativa, y la sobriedad y convicción del siempre apreciable Hopkins, un auténtico salvavidas para cualquier producción, la cinta encuentra dos apoyos fundamentales para que sus inconsistencias argumentales (el desdibujado personaje de Alice Braga) e imposiciones "industriales" (ahora viene el in crescendo musical y el susto, tranquilos…) sean perdonables tras el rezo de un par de avemarías, o así, una pequeña penitencia equiparable a lo fácil que se deja ver una producción a la que, no obstante, algún que otro minuto de menos le hubiera sentado divino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
'El rito' es más un drama acerca de la fe y la creencia que, al igual que la más interesante e incompresiblemente no estrenada por el momento en España 'El último exorcismo', juega con la idea desde un punto de vista realista sin dar una respuesta concluyente sobre la naturaleza de lo que vemos en la pantalla. O más bien lo hace durante la mayor parte de su metraje, excepto en aquellos momentos en los que intenta aparentar ser un (fallido) relato de terror al uso, por ejemplo en su engañoso tráiler; lástima, porque es lo que debiera haber sido durante todo su metraje. Y es que se hace evidente la innecesaria intención, desde un punto de vista dramático, de forzar la producción hacia el terreno del thriller de terror, algo en lo que nunca logra resultar convincente, provocando que su interés quede algo diluido en un tramo final que tiende por resolverse sin mayor bendición que la propia conclusión del film, y que no depara nada nuevo que permita exorcizarla de sus pecados, como la presencia de un protagonista tan poco carismático como Colin O’Donoghue, sin que por ello merezca ser condenada por ellos, no al menos sin la posibilidad de redención que permiten sus aciertos.
Aunque deslucida por algún que otro truco barato, ‘El rito’ sirve como película y funciona como pasatiempo, y si bien se le podría pedir más también podría haber ofrecido algo menos, debatiéndose en ese punto medio en el que la fe de cada cual inclinará la balanza hacia un resultado más o menos satisfactorio. Es una más en esa lista de películas que, en última estancia, y a pesar de unas maneras que se sospechan ocultan unas mejores intenciones y/o posibilidades, desechan el riesgo en favor de pisar un terreno algo más conocido, seguro y fácil, y que marcan la diferencia entre ser aceptada por un público minoritario o criticada por un público más amplio, una generalización un tanto frívola que bien podría ser la excusa por la cual la cuarta entrega de la saga de ‘El exorcista’ conoció dos versiones, una de Renny Harlin y otra de Barbet Schroeder, entre las cuales se situaría este “rito” cuyos resultados, no obstante, no inquietarán lo más mínimo a la alargada sombra del padre Karras.
Aunque deslucida por algún que otro truco barato, ‘El rito’ sirve como película y funciona como pasatiempo, y si bien se le podría pedir más también podría haber ofrecido algo menos, debatiéndose en ese punto medio en el que la fe de cada cual inclinará la balanza hacia un resultado más o menos satisfactorio. Es una más en esa lista de películas que, en última estancia, y a pesar de unas maneras que se sospechan ocultan unas mejores intenciones y/o posibilidades, desechan el riesgo en favor de pisar un terreno algo más conocido, seguro y fácil, y que marcan la diferencia entre ser aceptada por un público minoritario o criticada por un público más amplio, una generalización un tanto frívola que bien podría ser la excusa por la cual la cuarta entrega de la saga de ‘El exorcista’ conoció dos versiones, una de Renny Harlin y otra de Barbet Schroeder, entre las cuales se situaría este “rito” cuyos resultados, no obstante, no inquietarán lo más mínimo a la alargada sombra del padre Karras.