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Costa Rica Costa Rica · Guápiles
Voto de 10P24H:
9
Drama Cuando a Alexander, un escritor griego, le quedan pocos días de vida, necesita resolver un dilema: morir como alguien ajeno a los demás o aprender a amarlos y a comprometerse con ellos. Elegida la segunda vía, lee las cartas de Anna, su esposa fallecida, y cierra su casa en la playa. Un día lluvioso, encuentra a alguien que le ofrece la oportunidad de cumplir su compromiso: un niño albanés al que ayuda a pasar la frontera mientras le ... [+]
15 de junio de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que tener una idea muy clara como guionista y un manejo sublime del lenguaje cinematográfico para tener el valor de filmar recuerdos, hechos que se entremezclan con la realidad, que siguen a personajes en su melancolía, con algún halo de esperanza, con representaciones idealistas de fallecidos, con anhelos por cambiar lo realizado, sin duda toda esa habilidad Theo Angelopoulos la tenía.

Cineasta griego fallecido atropellado mientras filmaba el cierre de una nueva trilogía en honor a su país, un hecho trágico que marcó la industria fílmica en el año 2012, porque en ocasiones la vida juega estas pasadas dolorosas, para un cineasta lleno de gran conciencia y humanismo, su final al menos tuvo la grandilocuencia de haber llegado cuando hacía lo que amaba, pero que corte más abrupto a una carrera tan grande.

En el año 1998 Theo alcanzó su reconocimiento cinematográfico más grande (y probablemente el de su país) la Palme d’Or del Festival de cine de Cannes. Mia aioniotita kai mia mera tiene como protagonista a Alexandros (un irreconocible Bruno Ganz), un viejo poeta enfermo que busca recuperar el tiempo perdido, rememorando por medio de unas cartas, pero también vivenciando nuevos momentos por medio de un inesperado personaje.

Alexandros en el ocaso de su vida, en su último día, un niño inmigrante ilegal albanés iniciando su andar por el mundo, en un contexto que se le presenta complicado, el futuro tan disímil de ambos por una extraña razón los hace coincidir. El lazo que se crea es creíble, profundo, tierno y angustioso, hermoso y doloroso.

El niño en varios momentos es el acompañante de Alexandros en su andar, una danza que se entremezcla con el marcado estilo del realizador griego, estos planos que se mueven con paciencia, con momentos estáticos y fotogramas que quedan en la retina. Envolviendo todo con un aura de melancolía, lo tenue de los colores, lo grisáceo o derruido del paisaje en momentos claves; lo colorido en aquellos recuerdos que llenan al protagonista.

-Mañana, ¿cuánto tiempo es?
-La eternidad y un día.

Poesía pura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
10P24H
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