Película nominada a dos premios de la academia en las categorías de Mejor actriz principal para Meryl Streep y Mejor canción original para Shel Silverstein por la canción "I`m Checkin`Out".

Nada le puede gustar más y salirle tan bien a Hollywood como hablar de sí mismo, del negocio del cine, de sus gentes, alegrías y miserias. “Postales desde el filo”, que está basada en la novela de Carrie Fisher, juega a eso, a hablar de la meca del cine desde el punto de vista de una actriz sumida en un profunda crisis a la que ha llegado por la fama, el alcohol y las drogas. Así fue la vida de Carrie Fisher, una actriz todavía en activo que se atrevió a hablar claro en su novela autobiográfica, que ella mismo se encargó de convertir en guión. Meryl Streep y Shirley MacLaine forman la pareja protagonista, son la actriz en plena fase de autodestrucción y su madre, un ser consumido por la bebida y con la amarga nostalgia por haber saboreado la fama en el pasado. Resulta curioso que Debbie Reynolds, en quien se basa este personaje, inistiera al director en que ella podría representar ese papel, basado lejanamente en su propia experiencia, pero éste dijo que no, que quería a la MacLaine, como así fue finalmente. Mike Nichols, que conoce como nadie los intestinos y las cloacas de Hollywood, quizá porque maneja al dedillo las claves del esplendor de aquella ciudad de frágiles sueños y poderosos mecanismos industriales, consigue con “Postales desde el filo” salirse de la línea recta, huir de la narrativa tradicional y meterse de lleno en el uso de una puntuación que, de puro fragmentario, acaba siendo frenética. Película cruel, sólo en su tercera o cuarta capa se adivinan algunos atisbos de ternura, de velado cariño por unos personajes que lo tienen todo tanto para resultar despreciables como para inspirar, aun a pesar de ello, algún tipo de compasión. “Postales desde el filo” sirve, aparte de para entretener sin blandenguerías, para redescubrir a Meryl Streep, aquí desmelenada y turbulenta, capaz de cantar sin que nadie la doble y en condiciones de sorprender a quienes siguen pensando que sólo sirve para llorar en África, Madison o en condición de mujer del teniente francés. Nuevamente, merecida nominación al oscar para la galardonada actriz.