Taquillazo de Spielberg, en su hora más fructífera (Parque Jurásico primero, la Lista de Schindler después) para una impecable adaptación de la novela de Michael Crichton, cuyos efectos especiales no se han oxidado a más de veinte años de su estreno. La buena fe de los paleontólogos (Neill y Dern), el escepticismo de Goldblum, la ingenuidad de Attenborough que pretende jugar a ser Dios, todo frente a la majestuosidad de aquellos saurios que "se abren paso a la vida". Todo un clásico. Absolutamente recomendable.