La primera temporada de Sense8 fue un verdadero descubrimiento, Las Wachoski se sacaban de la chistera su mejor obra desde Matrix y era en formato televisivo. Si bien es cierto que no era perfecta, a veces la supuesta trama principal quedaba diluida por unas historias personales que tendían a la repetición, la perfecta factura técnica y sus actuaciones así como unas localizaciones de ensueño conseguían despertar más que interés.
La segunda temporada fue otra cosa. Profundizó en las carencias de la primera llegando un momento en el que no avanzaba y repetía las mismas ideas una y otra vez sin llegar a ningún sitio. Las vivencias de los personajes cobraron más importancia aún, llegando a rozar lo disparatado en el caso de Van Damne o Lito que era puro esperpento.

Llegó la cancelación, justa ya que el presupuesto era excesivo para unas audiencias que se escapaban. No obstante, el nicho de fans consiguió sacar adelante un cierre para que todo no quedase en el limbo.

Esta conclusion en forma de capítulo especial de más de dos horas es sólo para fans, si desconectaste de la serie enla segunda temporada te va a parecer un verdader horror ya que por momentos llega a ser incluso confusa al tratar de explicar cosas que supuestamente llegarían en las siguientes temporadas. El momento ´laguna´ metido con calzador es casi Lynchiano. Los personajes son ya arquetipos de sus habilidades y todos deben encontrar el amor como si fuera el objetivo de sus vidas. Los enemigos apenas hacen más que pasear el palmito y el epílogo de media hora(¡¡¡media hora!!!) es demasiado largo. Eso sí; con su buena orgía.
Sólo para fans.