Secuela del remake de Rob Zombie sobre el clásico slasher de John Carpenter. En esta ocasión, Zombie se libera de ataduras e impregna al universo de Michael Myers con una estética enfermiza y setentera como sólo él sabría hacerlo.

Una banda sonora de lujo y un gran reparto (con cameo de Margot "Louis Lane" Kidder) dan forma a un film que, con más ímpetu que su predecesor, se centra en la maltrecha forma mental de Michael Myers, justificando incluso su comportamiento y, sobre todo, humanizándole tanto que en algunos momentos se hace hasta comprensible para el espectador compasivo. Una compasión que no se incluye en el repertorio de un Tyler Mane (Myers) cuchillo en mano detrás de todo el que se ponga por delante (eso sí, sin correr NUNCA, como buen serial killer).

Lo más criticado del film son las secuencias oníricas, mostrando alucinaciones y delirios del asesino, que muchos ven como una escusa del director para incluir en la peli a su queridísima mujer Sheri Moon Zombie. Que digan lo que quieran, a mi me vale cualquier excusa con tal de ver a esa moza de vez en cuando.