Wes Craven y Kevin Williamson (guionista) reviven la saga que sentó las bases del slasher en unos años 90 que añoraban a los clásicos como HALLOWEEN o VIERNES 13, con una cuarta entrega soberbia, a la altura de la SCREAM original de 1996.

El principal acierto de Wes Craven es reunir al trío protagonista de la trilogía y centrar la historia en ellos. Sidney Prescott (Neve Campbell) vuelve a Woodsboro 15 años después de los primeros asesinatos para promocionar un libro en el que explica cómo dejar de ser una víctima (suerte con ello, hija). Allí se reúne de nuevo con Dewey (David Arquette), que ya es el sheriff de la ciudad, y con Gale Weathers (Courtney Cox), retirada del periodismo tras el éxito de sus libros sobre los asesinatos de Woodsboro (y sus posteriores adaptaciones cinematográficas de la saga STAB). La llegada de Sidney a la ciudad coincide con una nueva ola de asesinatos con Ghostface como protagonista, y entre los objetivos se encuentra la prima de Sidney, Jill.

Ya desde el comienzo, SCRE4M deja claro que no va a resignarse a ser una secuela más y arremete contra el torture porn tipo SAW y contra las secuelas predecibles (utilizando a STAB, la peli-dentro de la peli que crearon en SCREAM 2) con un par de escenas memorables. Todo el film, como viene viendo habitual en la saga, está lleno de referencias al cine de género, con SHAUN OF THE DEAD en el televisor de una de las protagonistas o LA NOCHE DE HALLOWEEN apareciendo numerosas veces en los diálogos, pero sobre todo se hace referencia a la cantidad de remakes y reboots actuales, en un tono auto-paródico magistral. Y así, entre asesinatos y posibles asesinos, el film juega con las nuevas tecnologías renovando las reglas que SCREAM renovó a su vez.

Otro de los aciertos de la película es su reparto, que además de contar con los protagonistas originales está repleto de caras conocidas de la TV como Hayden Panettiere (HEROES), Kristen Bell (VERONICA MARS) o Anna Paquin (TRUE BLOOD) entre otras, así como sorpresas como Marley Shelton (PLANET TERROR) o Rory Culkin (Hermano de Macaulay). Y como no el final, sorprendente e impactante, y también lleno de auto-referencias. El mejor slasher puro del siglo XXI.