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España España · Móstoles
Voto de Samizdat:
10
Drama. Intriga. Thriller París, 1942. A pesar de la ocupación de Francia por los nazis, Robert Klein (Alain Delon), un hombre pragmático y desprovisto de ideales, lleva una existencia feliz y despreocupada: tiene un hermoso apartamento, una amante y un negocio floreciente. Los problemas surgen cuando la policía lo busca, sospechando que es judío. Robert acaba averiguando que existe otro señor Klein, de origen judío, con quien podría ser confundido. (FILMAFFINITY) [+]
28 de junio de 2011
28 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El «Dopplegänger», el doble, es uno de los temas favoritos del cine fantástico, que ha explotado con frecuencia el desasosiego que nos produce el encuentro con otro que al mismo tiempo es y no es uno mismo. «El otro señor Klein», magnífica película rodada en Francia por el estadounidense Joseph Losey, recurre también a la idea del doble, pero no para construir un relato fantástico al uso, ni para explorar los vericuetos de la psique humana -como haría ese mismo año y en ese mismo país otro expatriado, Roman Polanski («El quimérico inquilino», 1976)-, sino como metáfora política, para reflexionar acerca de la actitud del pueblo francés ante la persecución de que fueron objeto los judíos durante la ocupación alemana (1940-1944). Porque, en este caso, «el otro» es el judío. Losey critica con ferocidad la actitud pasiva e indiferente con que los franceses aceptaron la persecución de los judíos. Una persecución que se materializó no solo en leyes raciales discriminatorias, sino también en deportaciones masivas, como la redada del «Vel d' Hiv» (Velódromo de Invierno) , entre los días 16 y 17 de julio de 1942, que se saldó con la detención de 13.152 personas, la mayor parte de las cuales fueron enviadas a campos de concentración. (Sobre este mismo vergonzoso suceso, de importancia central en «El otro señor Klein», se han estrenado en 2010 dos películas: «La redada» y «La llave de Sarah»).

«El otro señor Klein» cuenta la historia de Robert Klein (Alain Delon), un marchante de arte que vive confortablemente en el París ocupado. No es antisemita, pero no tiene empacho en aprovechar la difícil situación de los judíos para obtener beneficios económicos. Elegante, bon vivant, amado por varias mujeres, no hay problemas en su vida hasta que un día encuentra en su puerta la revista, «Informaciones judías», que se distribuye exclusivamente entre la comunidad israelita, con su nombre y dirección. Al indagar descubre que existe en París otro Robert Klein, fichado como judío, y desde entonces dedica todas sus energías a dar con él. El señor Klein encarna la actitud del francés medio ante la persecución de los judíos. De hecho, el nombre del personaje no es casual, sino que fue tomado por los guionistas, Franco Solinas y Fernando Morandi, de un personaje real entrevistado por Marcel Ophüls para su excelente y polémico documental «Le chagrin et la pitié» (1969), acerca de la colaboración de los franceses con los ocupantes alemanes. Dicho personaje, llamado Marius Klein, era un comerciante alsaciano que, para evitar ser confundido con un judío a causa de su apellido, publicó anuncios en la prensa dejando muy claro que era francés de pura cepa. Aceptando así, sin cuestionársela en absoluto, la aberrante lógica de los ocupantes nazis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Samizdat
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