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España España · Móstoles
Voto de Samizdat:
4
Drama. Fantástico. Musical El cantante británico Donovan interpreta al flautista de Hamelín en esta adaptación del famoso cuento de los hermanos Grimm. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda vez que el director francés Jacques Demy adapta a la pantalla un cuento de hadas, después de la muy personal «Piel de asno», realizada el año anterior y protagonizada por Jean Marais y Catherine Deneuve. En comparación con la mencionada, «The Pied Piper», rodada en el Reino Unido con producción y reparto enteramente británicos, es una obra mucho más impersonal, en la que apenas se deja sentir la huella del autor en ciertos detalles, como el uso del color en las vestimentas de ciertos personajes (rojo para el clero y verde para la milicia), y algunos llamativos detalles visuales y anacronismos intencionados. Lo que sí destila la película es un cierto aroma de contracultura hippy, muy propio de la época en que se rodó: crítica del establishment, exaltación del artista bohemio y de la vida nómada, etc.

El punto de partida es un poema de Robert Browning, muy conocido en el mundo anglosajón, que recrea el cuento «El flautista de Hamelín» de los hermanos Grimm. La escueta trama del cuento se enriquece con nuevos personajes y situaciones, siempre con la intención de subrayar la codicia insaciable de los poderosos y la inteligencia y sensibilidad de los artistas. A diferencia de lo que ocurría con «Piel de asno», la historia se sitúa en un momento histórico concreto, plasmado de forma relativamente verosímil: el siglo XIV europeo, la época de la Peste Negra. El tono es mucho más realista, figurando como único elemento fantástico los poderes mágicos del flautista, un hippy "avant la lettre" interpretado por el famoso cantante inglés Donovan, que de paso aprovecha para endilgarnos unas cuantas cancioncillas de su repertorio, acompañándose de una nada medieval guitarra llena de floripondios. De todas formas, tanto la musica como el color tienen en esta pelìcula un papel mucho menos destacado que en otras obras de Demy. La fotografía es relativamente oscura, con pocos contrastes cromáticos; nada que ver con el despliegue de colores de «Los paraguas de Cherburgo» o «Las señoritas de Rochefort».

El resultado es bastante mediocre, aunque se deja ver y hasta puede resultar entretenida para el público infantil. Muy decepcionante sin embargo para los admiradores de Jacques Demy que esperen encontrarse con una película a la altura de sus obras maestras. Prescindible.
Samizdat
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