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Voto de Juan Ignacio :
8
7,5
1.099
Documental "They Shall Not Grow Old" rinde homenaje a los soldados que participaron en la I Guerra Mundial con motivo del primer centenario de su final en 1918. Empleando metraje original remasterizado y coloreado, testimonios reales y material inédito hasta el momento, el director Peter Jackson reflexiona sobre las secuelas mentales y espirituales ocasionadas por el conflicto, así como las graves secuelas que dejó tras de sí en una generación ... [+]
30 de julio de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 2015 la entidad que se encargaría de conmemorar los actos del fin de la Primera Guerra Mundial, 14-18 NOW, junto al Museo Imperial de la Guerra, de Londres, y la BBC, encargaron al director de cine neozelandés, Peter Jackson, un estudioso de aquel suceso, que dirigiera un documental sobre el enfrentamiento. Desde el primer momento Jackson tuvo claro el enfoque que iba a dar a su trabajo; su abuelo paterno, británico, había participado como sargento en la contienda (moriría algunos años después de su finalización como consecuencia de las heridas sufridas), y quiso que su documental, por encima de cualquier otra valoración o estudio, fuera una visión personal desde el frente, es más, desde las mismas trincheras, de quienes tuvieron que soportar los combates en primera línea.

Jackson dispuso de gran cantidad de material filmado que se encontraba en los archivos del Museo Imperial de la Guerra, en Londres, que, en su mayor parte, nunca había sido visto. Por otra lado escuchó más de 600 horas de testimonios de más de 200 veteranos de ese conflicto. Con todo ello, y con el propósito de dar una visión amplia, sin pararse en descripciones de personas o lugares (tan solo se indica que las tropas salían, en su mayoría, de Dover, y que desembarcaban en Bélgica para pelear en el Frente Oeste) que desaceleraran el ritmo que quería dar a su documental. Deseaba que primasen los sentimientos de los hombres en las trincheras mientras soportaban los ataques enemigos, o cuando sobre ellos pasaban las balas de los cañones de su propia artillería para despejarles el camino en lo posible ante el inminente asalto que tenían que dar hacia las posiciones alemanas.

Para su trabajo se sirvió de dos programas informáticos nuevos que le resultarían de gran utilidad. Con uno logró colorear, de nuevo (el coloreado de imágenes en blanco y negro es algo que se lleva haciendo desde hace mucho tiempo) las imágenes del tiempo de batalla (el único error fue dotar de pintura verde a los tanques, color que nunca llevaron), dejando en blanco y negro los prolegómenos de la acción y el final tras la llegada del armisticio. Con el otro programa se pasó la película de 13 fotogramas por segundo (como se rodaba entonces) a los 24 actuales. Las partes de la película a velocidad normal y la coloreada fueron las mismas, consiguiendo un efecto hasta ahora no conocido. Por otra parte se leyeron los labios de los militares y se les puso voz con actores con los mismos acentos que aquellos debían tener según sus lugares de procedencia (desde Inglaterra saltaron a luchar en el continente europeo, además de británicos, estadounidenses, canadienses, australianos y neozelandeses, principalmente). No se quiso la voz de un narrador, sino que fueran los mismos entrevistados quienes fueran relatando el documental conforme a las imágenes que se iban proyectando en cada momento. La sincronización en ambos casos, de las voces como si fuera sonido real, y de las narraciones con las imágenes fue perfecta.

Como no existen tomas de película de las batallas cuerpo a cuerpo, se sustituyeron por viñetas de revistas gráficas de la época. Según recoge el propio documento, el sentimiento nacionalista que llevó a combatir a gente tan joven, muchos de ellos entre los 16 y 19 años de edad, era exacerbado, con un cúmulo de odio hacia los alemanes tremendo. La obra de Jackson recoge magistralmente, también, este aspecto, el hecho de comprobar los soldados aliados, al cogerlos como prisioneros, que los alemanes eran muchachos como ellos, de su misma edad, y que los motivos que les habían llevado a la guerra eran prácticamente los mismos e igual de equivocados.

En definitiva, documentales sobre la Primera Guerra Mundial se han hecho muchos; pero desde este punto de vista, y tan real, 'They sall not grow old', casi con seguridad, es único, de una gran calidad y, lo más importante, nos acerca como ninguno a lo que debieron sentir y sufrir quienes lucharon desde las trincheras, antes, durante y después de la acción; el regreso a la vida civil no fue nada sencillo.
Juan Ignacio
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