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Voto de Juan Ignacio :
7
Comedia. Drama Franka Louka es un concertista de violoncelo y profesor de renombre en la Checoslovaquia ocupada por los soviéticos. Al perder su puesto en la orquesta, no le queda más remedio que tocar en los funerales para sobrevivir. Pero ha contraído muchas deudas y no puede saldarlas. Por eso, cuando el señor Broz, el enterrador, le sugiere que resuelva sus problemas económicos casándose con una joven rusa que quiere conseguir la nacionalidad ... [+]
17 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frantisek Louka (Zdenek Sverák), violoncelista, de 55 años, soltero y mujeriego, que fue expulsado de la Filarmónica de Praga, se tiene que ganar la vida tocando en funerales y cementerios, donde también repinta las letras de las sepulturas. El bueno de Franta, así le conocen sus cercanos, ha acumulado deudas y cuando su amigo Broz, sepulturero, le propone un matrimonio de conveniencia con una joven rusa no se puede resistir. Lo malo para Franta será que su mujer se marcha rápidamente a Alemania, para ello quería el pasaporte checo, y deja a su hijo Kolya, de 5 años, al cuidado de su tía, quien morirá al poco tiempo, pasando el pequeño a depender de su padrastro.

Efectivamente, estamos ante una película con niño, tierna y entrañable (estos dos adjetivos no tienen por qué tener el significado peyorativo que el cinismo de hoy en día les quiere dar), pero que en modo alguno resulta ñoña ni empalagosa. Zdenek Sverák (toda una institución en su país donde, a sus actuales 83 años, sigue trabajando en teatro, habiendo sido a lo largo de su vida, además de actor, humorista, dramaturgo y letrista de canciones), su guionista, al tiempo que protagonista (y padre del director) escribe una historia llena de gran y buen humor que llega a resultar realista, siendo eficazmente dirigida por su hijo Jan.

La de los avatares de Fran con el pequeño Kolya, excelentemente interpretado por Andrej Chalimon (quien poco después abandonaría toda relación con la interpretación y dijo no guardar buen recuerdo ni del rodaje ni de la productora), no es la única narración que se hace, el orgullo patrio checo ante la continua presencia militar soviética se hace patente; y además se sitúa la acción en el verano-otoño de 1989 desembocando en el comienzo de los acontecimientos de la Revolución de Terciopelo, verdadero preámbulo de la caída del comunismo en Europa.

La música clásica elegida, más la original de Ondrej Soukup, reconocido director de orquesta y compositor, así como la luminosa fotografía de Vladimir Smutny y la belleza del casco histórico de Praga, donde la mayor parte del relato se desarrolla, son valores a añadir a la calidad de la obra.
Juan Ignacio
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