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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
8
Musical. Romance. Drama Todas las canciones de amor hablan de lo mismo: 'Hay demasiada gente que te quiere'... 'No podría vivir sin ti'... 'Sorry Angel'... "Las canciones de amor", la interpretación musical de tres amantes en París, habla también de estas cosas. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los aspectos que más destacan los críticos del cine de Almodóvar es su capacidad por conjugar lo sublime con lo ridículo, una idea que se repite en casi todas las reseñas y que han tomado para sí todos los cinéfilos que intentan adentrarse en el complejo mundo fílmico del manchego. Esa idea también se podría aplicar al cine de Christophe Honoré: sus películas se debaten entre una tensión lírica y otra sexual, sin posibilidad de una narrativa convencional, en línea recta, con su particular sujeto, verbo y predicado; su presentación, nudo y desenlace.

Así, llena de fugas, contradicciones y digresiones discurre Les chansons d'amour, una película provocadora, caótica y desordenada, capaz de encandilar y enervar a partes iguales. Como ocurre con Almodóvar, hay ciertas escenas que uno no sabe si fueron concebidas para provocar la risa o invocar el llanto, y de hecho esa inestabilidad, ese no saber qué ocurrirá en la escena siguiente, es lo que sustenta un film frágil, homenaje a la chanson française y encantada del carácter libertino de su estructura y de sus protagonistas. Con Honoré nunca hay personajes en el sentido estricto del término: más bien conceptos, ideas, siluetas que esconden un alma inquieta, ángeles de formas etéreas (y heteras, y homosexuales) que se enredan y desenmarañan a gusto del realizador. Honoré vuelve al concepto y prescinde del cuerpo de sus criaturas: por eso sus escenas sexuales son tan sutiles, más insinuadoras que explícitas, más románticas que físicas, como si el francés estuviese enamorado del amor en mayúsculas, y no de sus enamorados.

La vida en su explosión más colorista y la muerte en su expresión más sombría se juntan como tantos otros antónimos que Honoré toma para sí, atrayendo todos los polos opuestos posibles. De esta mezcla de tonos y referencias sale una película que tiene mucho de la Nouvelle Vague y de Audrey Hepburn, de Jules et Jim y de Los paraguas de Chesburgo, del vodevil y del papel cuché, también de Almodóvar. Honoré viene a decirnos que todos necesitamos de alguien que nos dé cobijo en los momentos alegres y tristes, que la soledad es tan irremediable como terrorífica. Llena de rimas o de ripios según quien la mire, pero en todo caso portadora de una inconfundible personalidad.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
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