Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Documental. Comedia Muchos hijos, un mono y un castillo son los deseos con los que soñó Julita Salmerón desde niña, y los tres se han convertido en realidad. Cuando el menor de sus hijos se entera de que su madre ha perdido la vértebra de su bisabuela asesinada, guardada a lo largo de tres generaciones, la familia emprende una divertida búsqueda entre los más peculiares y extraños objetos que Julita ha ido acumulando a lo largo de sus más de ochenta años. ... [+]
5 de octubre de 2017
79 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quince años después de ganar el Goya al mejor cortometraje por Desaliñada, el intérprete Gustavo Salmerón vuelve a ponerse detrás de la cámara para filmar una de las películas españolas más sorprendentes del curso. "Muchos hijos, un mono y un castillo" es la crónica de la propia familia del director, una prole que controla una matriarca, Julita Salmerón, que se convierte, seguramente a su pesar y para divertimento de la audiencia, en la gran estrella de la función. Salmerón se sirve de videos caseros para contarnos el devenir de sus padres y la ruina que, por culpa de la crisis, obliga a abuelos, hijos, nueras y nietos a abandonar el castillo donde han vivido muchos años. Durante la mudanza, Salmerón saca a relucir la personalidad inabarcable de su madre, el Síndrome de Diógenes que sufre la anciana, su obsesión con la comida y la búsqueda, macguffin premeditado de la "docuficción", de las vértebras de sus antepasados. El director, coprotagonista junto a sus allegados, no tiene miedo a enseñar sus propias miserias, a la vez que no rehuye el recuerdo de un pasado ingrato y guerracivilista que la película evoca desde el esperpento festivo, pero también con dureza. Ahí reside la magia de esta pequeña gran obra: "Muchos hijos, un mono y un castillo" es una broma privada de espíritu exhibicionista, y al mismo una historia de decrepitud. Tan cutre como adictiva. De una espontaneidad estudiadísima. Tremendamente divertida y de regusto profundamente amargo. Julita Salmerón, que abre la película sentada mientras come con fricción un vaso de leche con galletas, cierra la película tumbada en su nueva cama, con un monólogo que parece retar al olvido y a la muerte. Ella es la gran revelación de nuestro cine. La nueva Carmina, si se quiere. El corazón de una rareza cinematográfica, tan sigular como su título, que arrancará la carcajada y se ganará el cariño de una amplia mayoría.

@CinoscaRarities http://cachecine.blogspot.com
Xavier Vidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow