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Voto de seagal4ever:
7
5,4
90
Acción. Bélico. Drama
El gobierno tailandés contrata a un grupo de mercenarios chinos para capturar a unos poderosos capos de las drogas pertenecientes al Triángulo Dorado. Tras sufrir toda clase de infortunios, los mercenarios logran atrapar al líder del grupo mafioso, pero lo que no saben es que los hombres de este señor del polvo blanco van tras ellos para liberar a su jefe. Acaba de comenzar una persecución entre cazadores y cazados y sólo los más ... [+]
16 de enero de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Héroes de guerra" es una delirante y surrealista cinta de acción ideada y perpetrada por un John Woo completamente desatado y trasnochado. Se trata de un ejercicio de surrealismo fílmico en el que lo hiperbólico y bizarro de sus imágenes y situaciones lo acercan más a un filme de Buñuel o Cocteau que a la simple película de acción que aparenta ser; esto no es más que un grotesco y burlesco espectáculo donde la cordura y la coherencia parecen estar completamente vedadas, y donde ante nuestra impasible mirada se desarrolla una mezcla imposible de gore, humor absurdo y acción épica.
En verdad se trata de un escaparate de lo que un John Woo primerizo (con un estilo marcadísimo, pero aún sin pulir) es capaz de ofrecer cuando se le deja carta blanca. Sus grandes preocupaciones (la amistad entre hombres, la familia, los ideales de justicia o la lealtad) están presentes y son perfectamente visibles a lo largo del metraje. Pero del mismo modo que estas marcas de estilo son fácilmente identificables, es igualmente cierto que están diseminadas de una manera tan caótica como incoherente en una amorfa amalgama de situaciones que se supone que funciona como guión. Sinceramente, me daría con un canto en los dientes si el guión de esta película tuviera más de veinte páginas. Tranquilos, no os preocupéis por mi salud bucal: ya os aseguro que ni por asomo las tiene.
Pero la cuestión es que en filmes como éste, el guión importa más bien poco. Aquí lo que se nos muestra es una continua carrera entre el gato y el ratón; o lo que es lo mismo, entre los protagonistas (un grupo de mercenarios armados hasta los dientes que raptan a un dirigente extranjero) y los malhechores de turno, esta vez en la heterogénea piel de las fuerzas militares del mandatario secuestrado; de un grupo de tropas paramilitares (o militares) de Vietnam (¿?) lideradas por un pistolero tuerto (¡!); y de un grupo de indígenas que parecen más bien un grupo de indios apaches (¡?) salidos de cualquier western de turno que unos aborígenes de la zona. Todo ello con la selva como telón de fondo y el sonido de las balas y explosiones múltiples como banda sonora de las andanzas de unos y otros.
En verdad se trata de un escaparate de lo que un John Woo primerizo (con un estilo marcadísimo, pero aún sin pulir) es capaz de ofrecer cuando se le deja carta blanca. Sus grandes preocupaciones (la amistad entre hombres, la familia, los ideales de justicia o la lealtad) están presentes y son perfectamente visibles a lo largo del metraje. Pero del mismo modo que estas marcas de estilo son fácilmente identificables, es igualmente cierto que están diseminadas de una manera tan caótica como incoherente en una amorfa amalgama de situaciones que se supone que funciona como guión. Sinceramente, me daría con un canto en los dientes si el guión de esta película tuviera más de veinte páginas. Tranquilos, no os preocupéis por mi salud bucal: ya os aseguro que ni por asomo las tiene.
Pero la cuestión es que en filmes como éste, el guión importa más bien poco. Aquí lo que se nos muestra es una continua carrera entre el gato y el ratón; o lo que es lo mismo, entre los protagonistas (un grupo de mercenarios armados hasta los dientes que raptan a un dirigente extranjero) y los malhechores de turno, esta vez en la heterogénea piel de las fuerzas militares del mandatario secuestrado; de un grupo de tropas paramilitares (o militares) de Vietnam (¿?) lideradas por un pistolero tuerto (¡!); y de un grupo de indígenas que parecen más bien un grupo de indios apaches (¡?) salidos de cualquier western de turno que unos aborígenes de la zona. Todo ello con la selva como telón de fondo y el sonido de las balas y explosiones múltiples como banda sonora de las andanzas de unos y otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pues muy bien: ya tenemos el tablero de ajedrez dispuesto. Sobre él, lo que se sucede es una continua enumeración de interminables escenas de acción a cada cual más desproporcionada y sangrienta que la anterior en la que lo único cierto es que el número de cadáveres crece a una cadencia exponencial directamente proporcional al paso de los minutos.
Entre las violentas escenas de acción, Woo introduce de manera sistemática momentos de relax en los que la camaradería y el humor surrealista y negro se dejan ver (no tengo palabras para describir la escena en la que uno de los mercenarios del grupo, así, como que no quiere la cosa, se dedica a apostar contra los habitantes de un pueblo de la zona y termina matándolos a todos con una granada de mano cuando ve que la situación se estaba empezando a poner un tanto fea).
Así, entre escenas de acción y escenas de relax (ambas sumamente violentas -véase el momento en el que un soldado intenta arrancar los dientes de oro a un pobre diablo y éste, para defenderse, le muerde la mano; como respuesta recibe un disparo en la cabeza completamente salvaje... Se supone que era una de las escenas de relax...-) el filme avanza con un ritmo trepidante. No existen pausas ni momentos de aburrimiento. Lo único que hay son tiros, explosiones, muertes y casquería fina.
El despropósito de la historia es evidente desde el minuto uno. Sin embargo, el poder de las imágenes y la carga simbólica de muchas de las situaciones logra dotar al filme de una dimensión épica ciertamente loable. La violencia hiperbólica es mostrada de manera brutalmente explícita por el siempre sólido pulso narrativo de John Woo que, dicho sea de paso, se muestra totalmente franco y directo en la realización de esta película. Sabe lo que quiere conseguir y no vacila ni por un instante. Tanto es así que, si te despistas un poco, puedes encontrarte con los títulos de crédito en la cara sin ni siquiera darte cuenta.
Aún con todos sus defectos, he de reconocer que "Héroes de guerra" me ha parecido netamente superior como filme bélico a la descafeinada "Windtalkers" (2002) que dirigiría el propio Woo más de una década después. Y lo es porque va a las claras, quizás demasiado. Todas las cartas son puestas sobre la mesa desde el primer fotograma. Lo realmente fascinante es que se trata de una baraja que nunca había visto hasta ahora.
"Héroes de guerra" es un filme inclasificable, una rareza de autor difícil de digerir pero altamente disfrutable si se le coge la medida. Estrictamente no me atrevería a decir que sea una buena película, pero está tan cargada de extraños matices y pintorescas situaciones que no puedo menos que alabarla como la joya que en verdad es. Una joya sin pulir ni tratar, salvaje y deforme, recién sacada de la mina que es esa mente privilegiada del señor Woo para el cine de acción. Curiosa filigrana, ciertamente.
Entre las violentas escenas de acción, Woo introduce de manera sistemática momentos de relax en los que la camaradería y el humor surrealista y negro se dejan ver (no tengo palabras para describir la escena en la que uno de los mercenarios del grupo, así, como que no quiere la cosa, se dedica a apostar contra los habitantes de un pueblo de la zona y termina matándolos a todos con una granada de mano cuando ve que la situación se estaba empezando a poner un tanto fea).
Así, entre escenas de acción y escenas de relax (ambas sumamente violentas -véase el momento en el que un soldado intenta arrancar los dientes de oro a un pobre diablo y éste, para defenderse, le muerde la mano; como respuesta recibe un disparo en la cabeza completamente salvaje... Se supone que era una de las escenas de relax...-) el filme avanza con un ritmo trepidante. No existen pausas ni momentos de aburrimiento. Lo único que hay son tiros, explosiones, muertes y casquería fina.
El despropósito de la historia es evidente desde el minuto uno. Sin embargo, el poder de las imágenes y la carga simbólica de muchas de las situaciones logra dotar al filme de una dimensión épica ciertamente loable. La violencia hiperbólica es mostrada de manera brutalmente explícita por el siempre sólido pulso narrativo de John Woo que, dicho sea de paso, se muestra totalmente franco y directo en la realización de esta película. Sabe lo que quiere conseguir y no vacila ni por un instante. Tanto es así que, si te despistas un poco, puedes encontrarte con los títulos de crédito en la cara sin ni siquiera darte cuenta.
Aún con todos sus defectos, he de reconocer que "Héroes de guerra" me ha parecido netamente superior como filme bélico a la descafeinada "Windtalkers" (2002) que dirigiría el propio Woo más de una década después. Y lo es porque va a las claras, quizás demasiado. Todas las cartas son puestas sobre la mesa desde el primer fotograma. Lo realmente fascinante es que se trata de una baraja que nunca había visto hasta ahora.
"Héroes de guerra" es un filme inclasificable, una rareza de autor difícil de digerir pero altamente disfrutable si se le coge la medida. Estrictamente no me atrevería a decir que sea una buena película, pero está tan cargada de extraños matices y pintorescas situaciones que no puedo menos que alabarla como la joya que en verdad es. Una joya sin pulir ni tratar, salvaje y deforme, recién sacada de la mina que es esa mente privilegiada del señor Woo para el cine de acción. Curiosa filigrana, ciertamente.