Según su director, productor, guionista y protagonista, este largometraje erótico festivo es una comedia mal hecha a propósito, algo que no parece del todo cierto y que sirve como excusa para justificar un argumento sin pies ni cabeza lleno de frases y secuencias fútiles e inconexas con actuaciones tan horribles que nos provocarán pensamientos suicidas.

Pero sed fuertes, superada la cutrez inicial, que aumenta con el paso de los minutos, os garantizamos que os reiréis de lo lindo, eso sí, de la película y no con ella, lo cual no importa ya que el resultado es el mismo. Mal rodada, peor interpretada y sin coherencia narrativa ni en los propios diálogos de una misma escena, todo esto sería justificable si hubiera costado unos cientos de dólares, pero no los seis millones que se invirtieron para llevarla a cabo de una manera tan desastrosa.

Objetivamente quizá sea la película más penosa de la historia, por desgracia hemos visto alguna peor y con mayor presupuesto.

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