Tres historias guionizadas por el gran escritor de lo fantástico Richard Matheson, dan como producto un film desigual y tirando a pobre. Su mayor defecto es una puesta en escena deficitaria, lo que hace que el espectador no se meta en la ambientación de la película. Esto le quita valor a los tres relatos: el primero flirtea con regresos en el tiempo y paradojas acerca de poder cambiar el destino, con el espíritu de los episodios de la mítica "Twilight Zone" pero sin llegar a poder compararlos; la segunda nos depara alguna escena escalofriante, y mezcla a su vez con cierta inteligencia la tradición mitológica vampírica con la venganza pasional; la última historia se centra en un terror puro, y cierra la película con una toma espeluznante. Pero todo resulta descafeinado. Con más cuidado atmosférico habría salido un mucho mejor producto.