Tras el éxito de la primera, se repite fórmula pero utilizando otra parodia como hilo conductor. En este caso Rambo. Trasladar las aventuras y situaciones absurdas a una selva ayuda a potenciar ese humor, de forma que asistimos a las escenas más memorables (como la gallina y el arco). Nos podemos reír continuamente y más con el hecho de que se introducen parodias "secundarias" de otras películas como Star Wars y Terminator 2. Los minutos finales son especialmente sublimes, de manera que se confirma como mejor que la anterior.

Lloyd Bridges repite al igual que Sheen y en una versión de presidente de los EEUU aún más torpe y despistada que en la película previa. Incluso podemos disfrutar de un cameo de Rowan Atkinson (Mister Bean). En su conjunto los personajes están a buena altura, derrochando humor surrealista.

Estoy de acuerdo con la crítica que sugiere que este tipo de películas tuvo su momento y que hoy en día no resistiría el menor de los análisis. Pero la presente se esfuerza por hacer algo gracioso, sin caer en el pantano burdo en el que caería Mel Brooks en los noventa y qué decir de las Movies del siglo XXI. Por ello es referencia en el cine paródico.