"No pueden poner eso en la televisión cuando la investigación está abierta y quedan tantos cabos sueltos y no sobran pruebas y hay pendiente un juicio que puede ser con jurado. Es para vomitar". La inspectora que investigó la desaparición de la niña Mari Luz Cortés en Huelva hizo estas declaraciones en el suplemento dominical de El País después de ver, en Antena 3, la miniserie 'Días sin luz'. En un caso tan macabro es fácil comprender que la intromisión de la televisión resulta un hecho repugnante y posiblemente delictivo. Pero no siempre la impertinencia es tan evidente...

La televisión es un aparato meticón. Un electrodoméstico indiscreto y cotilla, mucho más entrometido que las prudentes lavadoras o los reservados microondas. En su condición de simple contenedor de información, la televisión adopta un papel de cotilla que nadie le pide, y se interesa por cosas que ni le van ni le vienen, como pudiera ser la vida privada de las personas. Está pidiendo a gritos que alguien la ponga en su sitio.