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Voto de astimegoesby:
6
6,8
17.232
Drama. Romance
Una mañana de invierno un maduro norteamericano y una joven muchacha parisina se encuentran casualmente mientras visitan un piso de alquiler en París. La pasión se apodera de ellos y mantienen relaciones sexuales en el piso vacío. Cuando abandonan el edificio, ambos se ponen de acuerdo para volver a encontrarse allí, en soledad, sin preguntarse ni siquiera sus nombres. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película “vendida” como obra de arte, sinónimo de Libertad… y progreso.
Viéndola 40 años después, lo que se percibe es algo completamente diferente.
Un loco norteamericano coincide en un “apartamento” ‘nadiesabemuybiencómo’ con una francesita de buena familia que, sin mediar más conversación ni seducción, cae rendida en los brazos del ya maduro Brando, que se la pasa por el Arco del Triunfo. Esta absurda escena bastaría para dejar de ver la película inmediatamente, porque el director pretende reírse del espectador al venderle como posible algo… ilógico.
Bueno, a partir de ahí tenemos tres tramas entrelazadas, a cual más absurda. La puramente sexual y anónima entre la jovencita francesa y el maduro norteamericano que le obliga a no revelar su nombre ni su historia; el noviazgo de la jovencita con su novio, director de cine, que está haciendo lo que hoy llamaríamos un reality show a partir de su propia relación con la jovencita (que sería copiada en la película “Mi novia es una actriz”); y la oscura vida de Brando como patrón de un hostal, en el que acaba de morir su mujer, no se sabe si suicidada o asesinada por el propio Brando.
Veladamente, se ofrecen pistas sobre el personaje que interpreta Brando algunas de las cuales coinciden con su verdadera personalidad (ex boxeador, actor, revolucionario), vivió en Haití y se fue a París, lo que hace que se desdibuje subliminalmente la separación entre el personaje que interpreta y el Brando real.
La elección del gran icono del cine (ya en sus horas bajas) y la ciudad de París (la ciudad del amor) para esta relación sadomasoquista no es por supuesto casual, pues es un ataque brutal contra el inconsciente femenino, al manchar la leyenda de París con una relación que hace mal a la mujercita y convierte al gran macho en… un sucio maltratador (cosa que ya interpretó en Un tranvía llamado deseo).
Viéndola 40 años después, lo que se percibe es algo completamente diferente.
Un loco norteamericano coincide en un “apartamento” ‘nadiesabemuybiencómo’ con una francesita de buena familia que, sin mediar más conversación ni seducción, cae rendida en los brazos del ya maduro Brando, que se la pasa por el Arco del Triunfo. Esta absurda escena bastaría para dejar de ver la película inmediatamente, porque el director pretende reírse del espectador al venderle como posible algo… ilógico.
Bueno, a partir de ahí tenemos tres tramas entrelazadas, a cual más absurda. La puramente sexual y anónima entre la jovencita francesa y el maduro norteamericano que le obliga a no revelar su nombre ni su historia; el noviazgo de la jovencita con su novio, director de cine, que está haciendo lo que hoy llamaríamos un reality show a partir de su propia relación con la jovencita (que sería copiada en la película “Mi novia es una actriz”); y la oscura vida de Brando como patrón de un hostal, en el que acaba de morir su mujer, no se sabe si suicidada o asesinada por el propio Brando.
Veladamente, se ofrecen pistas sobre el personaje que interpreta Brando algunas de las cuales coinciden con su verdadera personalidad (ex boxeador, actor, revolucionario), vivió en Haití y se fue a París, lo que hace que se desdibuje subliminalmente la separación entre el personaje que interpreta y el Brando real.
La elección del gran icono del cine (ya en sus horas bajas) y la ciudad de París (la ciudad del amor) para esta relación sadomasoquista no es por supuesto casual, pues es un ataque brutal contra el inconsciente femenino, al manchar la leyenda de París con una relación que hace mal a la mujercita y convierte al gran macho en… un sucio maltratador (cosa que ya interpretó en Un tranvía llamado deseo).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Escenas absurdas en las que Brando trata a la jovencita como esclava sexual se entremezclan con retazos de la muerte de su mujer (que le ponía los cuernos) y el rodaje de la película de su prometido en la que “tiene que hacer lo que él dice”. Todo es una parábola bastante clara de programación MK Ultra de la jovencita al tiempo que desestructura la mente del espectador mediante el montaje, aquello que se llamó “Cine de Arte y Ensayo”. La película es todo un curso de educación sexual al estilo Kinsey, pues Brando obliga a la jovencita a hacer todo lo que quiere, llegando a violarla analmente mientras, y esto es lo realmente importante, dice:
-Tu puta familia. Oh, Dios, Jesús.
Y continúa metiéndose con Dios y con la familia.
María Schneider dice que nadie le contó que se iba a rodar esa escena. Sólo dos años después del estreno del filme ingresaría en un hospital mental, comenzando una carrera autodestructiva por medio de las drogas. Acabó lesbianizándose. La intención subyacente en esta historia vendida como cine de masas es sugerir el coito anal (fuera del ámbito del porno) nombrando a Dios y la Familia es una clara asociación de ideas para el inconsciente. Evidentemente, se trata de cierta "magia negra", al mostrar una nueva “educación sexual” basada en la violación y el sexo sin amor.
Por si queda alguna duda, en la siguiente escena inmediatamente posterior a la violación, ¡el novio de la jovencita le pide que se case con ella!, colocándole un salvavidas con el nombre de ‘Atlántico’, que simboliza la pérdida de la libertad (y que luego se tirará al mar). Acto seguido, María se viste de boda como parte del falso rodaje (es un montaje) y se acaba escapando vestida de novia… a la casa donde se reúne con Brando (su violador) para que se la vuelva a follar, pero esta vez ¡con el vestido de novia!, amenazándola previamente con que se coma una rata y diciéndole que practique zoofilia con un cerdo. Tal cual.
En un momento de éxtasis, el prometido (el cineasta) cita los nombres de las actrices Rita Hayworth, Lauren Bacall, Ava Gardner y Kim Novak, queriendo decir que su matrimonio iba a ser igual que el de estas actrices (salvo Bacall, todas con matrimonios fracasados). También se puede extrapolar que iban a hacer de esta chica otro “sex symbol”: otra mujer programada para vivir una vida para los mirones, y no para sí misma. Tras una exhibición tal de sadomasoquismo y su posterior separación del violador, a la chica se le ocurre irse a vivir con su marido ¡al mismo lugar donde se encontraba con Brando!, que es la calle Julio Verne número 1, pero Brando vuelve a captarla y a sugerir que su hijo se llamará Fidel (como Fidel Castro) o Rosa (como Rosa Luxemburgo) quedando así claro que esta película formó parte de la revolución cultural del comunista Gramsci para rehacer la familia y las sociedades humanas.
La última escena, antes de que la chica le mate, haciendo el rídiculo en la sala de baile de tango, patética. Como el resto de la película. Una auténtica obra maestra… de la basura. ¡Y que semejante comecocos sea una película de culto!
-Tu puta familia. Oh, Dios, Jesús.
Y continúa metiéndose con Dios y con la familia.
María Schneider dice que nadie le contó que se iba a rodar esa escena. Sólo dos años después del estreno del filme ingresaría en un hospital mental, comenzando una carrera autodestructiva por medio de las drogas. Acabó lesbianizándose. La intención subyacente en esta historia vendida como cine de masas es sugerir el coito anal (fuera del ámbito del porno) nombrando a Dios y la Familia es una clara asociación de ideas para el inconsciente. Evidentemente, se trata de cierta "magia negra", al mostrar una nueva “educación sexual” basada en la violación y el sexo sin amor.
Por si queda alguna duda, en la siguiente escena inmediatamente posterior a la violación, ¡el novio de la jovencita le pide que se case con ella!, colocándole un salvavidas con el nombre de ‘Atlántico’, que simboliza la pérdida de la libertad (y que luego se tirará al mar). Acto seguido, María se viste de boda como parte del falso rodaje (es un montaje) y se acaba escapando vestida de novia… a la casa donde se reúne con Brando (su violador) para que se la vuelva a follar, pero esta vez ¡con el vestido de novia!, amenazándola previamente con que se coma una rata y diciéndole que practique zoofilia con un cerdo. Tal cual.
En un momento de éxtasis, el prometido (el cineasta) cita los nombres de las actrices Rita Hayworth, Lauren Bacall, Ava Gardner y Kim Novak, queriendo decir que su matrimonio iba a ser igual que el de estas actrices (salvo Bacall, todas con matrimonios fracasados). También se puede extrapolar que iban a hacer de esta chica otro “sex symbol”: otra mujer programada para vivir una vida para los mirones, y no para sí misma. Tras una exhibición tal de sadomasoquismo y su posterior separación del violador, a la chica se le ocurre irse a vivir con su marido ¡al mismo lugar donde se encontraba con Brando!, que es la calle Julio Verne número 1, pero Brando vuelve a captarla y a sugerir que su hijo se llamará Fidel (como Fidel Castro) o Rosa (como Rosa Luxemburgo) quedando así claro que esta película formó parte de la revolución cultural del comunista Gramsci para rehacer la familia y las sociedades humanas.
La última escena, antes de que la chica le mate, haciendo el rídiculo en la sala de baile de tango, patética. Como el resto de la película. Una auténtica obra maestra… de la basura. ¡Y que semejante comecocos sea una película de culto!