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España España · Zaragoza
Voto de Tylercito:
6
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2013
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se recuerda más Edipo Rey que El asno de oro, aunque siempre haya un Decamerón por cada Dante cartografiando su Infierno, o un tartazo de Linder junto al desierto de Stroheim.

Aunque el hilo de Ariadna esté hecho con fibras trágicas, alguno de sus trenzados no dejan de tener cierta gracia (maldita la gracia). La vida nunca se me antojó como pura tragedia, más bien, amarga broma. Sin embargo, hay muchos aplauden con ímpetu las representaciones artísticas de la vida entendida como tal. La gente parece preferir el victimismo. Claro, mejor verse como la víctima inocente antes de como la víctima de algún tipo de inocentada.

Alguien dijo una vez que por suerte sólo hay un Haneke y no puedo estar más de acuerdo. Me basta con uno. Haneke no es nada complaciente con el espectador, casi se le podría considerar un sádico. Pero contra más "víctima" te sientas, más te gustarán sus películas; irónicamente, su falta de complacencia complacerá a tu sentimiento trágico.
Me asombró la extrema gelided y su representación visual de la muerte en El vídeo de Benny, acepté con reservas el juego planteado en Funny Games, levanté una ceja en Caché, me aburrí en La cinta blanca y terminé cabreado con Amor. Haneke me recuerda a Cioran; en pequeñas dosis enriquece, pero un exceso de cualquiera de los dos nos desvela con claridad su pose impostada e hipócrita, su tremendismo maquillado y, en el caso de Haneke, ese amor de la tragedia y la frialdad por la tragedia y la frialdad en sí mismas, que tantos parecen aplaudir.

Tenemos bastante reciente otra aproximación a la dependencia diametralmente opuesta en forma y fondo: Intocable. Pues bien, Amor me parece tan poco honesta como su reverso galo. Una es un cuadro de El bosco; la otra, representa la tetraplejía en tonos naíf. Es la baza buenrollista vs. el pesimismo más tremebundo. Querer reventar taquillas vs. buscar el aplauso de la crítica de siempre. Esa crítica que antepone ante todo lo trágico y-barra-o apocalíptico, la que confunde el cripticismo con la hondura intelectual e interpreta cualquier maraña como una muestra de complejidad. Esa crítica que acepta sin reservas a cualquier Lynch o se masturba durante las proyecciones de Béla Tarr. Expertos en algo que nunca se han molestado en hacer y que en el fondo parecen despreciar.

La vida podrá ser trágica, absurda y descorazonadora, pero no lo es todo el tiempo. No hay mal que cien años dure ni cabrón que los aguante. Así que, entre dos mentiras, me alegra ver cómo la taquilla se decanta por Intocable. Le dejaremos a Amor el aplauso de esa crítica sadomaso que se pone erecta cada vez que lo pasa mal en un cine. Sí, es imposible obviar que, en términos puramente cinematográficos, Amor es superior a Intocable. Pero ambas son igual de deshonestas. Omitir el accidente o cualquier momento de tragedia pura (amén de otros sonrojantes mensajes que Intocable emite y que aquí omitiré) es una vergüenza, no lo niego, pero hacer lo mismo pero en sentido contrario aún me parece más execrable. La falta de honestidad de Intocable busca la sonrisa a la salida del cine a toda costa; Haneke recurre a ella para que te sientas hecho una puta mierda.

La principal baza del director austriaco es que sabe que la vida nos deparará "momentos Haneke". Eso es algo tan inevitable como la muerte ("momento Haneke" supremo). Pero la vida también es (de hecho, lo es casi todo el tiempo) eso que sucede entre los "momentos Haneke". Eso de lo que Haneke nunca habla. Justo lo que consigue hacernos creer que merece la pena ser vivida.

Intocable y Amor, a su manera, son tan reduccionistas como una porno. El sexo no es (por suerte) lo que Nacho Vidal nos cuenta. Y se olvidan siempre del amor. Así como Amor se olvida de las cosas buenas, e Intocable de las malas. La vida no es champán y mujeres, pero tampoco es la mierda que algunos quieren vendernos. Al menos no todo el tiempo. Sí, estoy muy harto de hanekes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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