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España España · Zaragoza
Voto de Tylercito:
6
Drama. Intriga. Romance Anna, una rica joven romana, su novio y Claudia, su mejor amiga, se embarcan en un crucero veraniego entre las escarpadas islas sicilianas..(FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2009
13 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La vida es bastante aburrida", dicen. Antonioni comentaba a propósito del cine (y de su cine) que estaba cansado de las típicas estructuras cinematográficas trepidantes, y que por eso él intentaba crear otros ritmos más sosegados, nuevas cadencias que se adaptasen a la realidad cotidiana.

"La vida es bastante aburrida", dicen. Y sólo estoy de acuerdo si se refieren a la vida vista desde afuera. Si alguien cogiese una cámara y filmase una semana al azar de mi existencia, no seria capaz de visualizar todo lo grabado sin que sus mandíbulas se desencajasen a causa de los bostezos. Desde fuera, el pulular del hombre corriente parece un auténtico coñazo insoportable y absurdo, sí, pero qué quieren que les diga: yo nunca me aburro. Puedo estar leyendo, viendo una película, haciendo resúmenes o haciendo nada porque quiero, pensando tumbado sobre la cama, masturbándome, nadando ... ¿Aburrido? Aburrido podrá ser para el mirón que decida observarme día y noche, mas nunca para este yo mío y ocupado que contiene multitudes.

Joyce usa 907 páginas para contar un día en la vida de un hombre cualquiera. Y la lectura resulta apasionante. Porque no sólo cuenta un día en la vida de un hombre, ya que la literatura es capaz de reflejar el yo, o al menos, de intentarlo de una forma amena. Así el Ulises se convierte en un río que fluye de dentro a fuera, de lo particular a lo general, y navegar por él cuesta pero te lleva a un Nuevo Mundo.
No obstante, nada es perfecto. Al menos nada creado por el hombre, pues él no lo es. Por mucho que lo intente, por poner un ejemplo, una obra literaria jamás podrá explicar la sonrisa de la Gioconda.

Y por mucho que lo intente, una película jamás podra adentrarse en el yo de un hombre. Por tanto, cuando vemos La aventura no vemos hombres con yoes susurrantes en sus quehaceres cotidianos, sino fardos con patas que pululan de aquí para allá; nada más que el tedio absoluto de la vida vista desde afuera, despojada del yo que a todo da sentido (aunque sea el sentir del sinsentido).

Eso no es la realidad. Al menos, no la enteramente humana. Se asemeja más a poner una cámara en una Avenida cualquiera y filmar a la gente en su caminar. Pienso que cada arte debería conocer sus propios límites, pero no obstante, se le agradece a Antonioni intentar forzarlos y trazar nuevas vías, aunque sean fallidas. Porque yo me pongo a ver La aventura y no siento el fluir de la vida interior, que es la vida que a mí me importa. Sólo veo un tránsito estéril que exige a mi yo atención impidiéndole nadar, pensar, masturbarse o leer. Y mi yo se aburre, porque ya que le obligan a mirar, preferiría sentirse emocionado, sorprendido, confuso, divertido, retado, triste o cabreado... cualquier cosa menos aburrido. Que para eso se sale al balcón a mirar las máscaras de la gente en su caminar, mientras toma el sol.

Si he de sacar a relucir a mi yo voyeur, que al menos le pongan delante algo interesante, y no el anodino caminar de muñecos inertes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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