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España España · www.elotrofanboy.com
Voto de Blanch:
7
Comedia Jimmy está desempleado, divorciado y no tiene un duro, Clyde perdió un brazo en la guerra de Irak y ahora trabaja de camarero en un antro, y Mellie es una peluquera obsesionada con los coches, los tres son hermanos y están empeñados en burlar una supuesta maldición familiar. Para ello van a robar la cámara acorazada del circuito de carreras Charlotte Motor Speedway, durante la celebración de la carrera Coca-Cola 600 en Carolina del ... [+]
14 de octubre de 2017
25 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de anunciar su retiro cinematográfico, hacer un puñado películas, anunciarlo otra vez y rodar una serie, todos sabíamos que era cuestión de tiempo que Steven Soderbergh volviese a colocarse tras una cámara de cine; no sólo porque 'Efectos secundarios' (2013) no tenía entidad como para ser una despedida a la altura de su irregular pero muy estimable carrera, sino porque resultaba obvio que a un tipo con ese ritmo de trabajo hiperactivo sólo le hacía falta un guion lo suficientemente atractivo como para traerle de vuelta al redil. Finalmente lo encontró en 'La suerte de los Logan' (Logan Lucky), escrito por una debutante, Rebecca Blunt, de la que no me sorprendería en absoluto que en realidad fuese un pseudónimo de Soderbergh, dada su afición a a hacer diferentes labores, como dirección fotográfica, bajo nombres falsos, porque esta historia es como un traje a medida del director; no en vano, definirla como la versión obrera de 'Ocean’s Eleven' (2001) es un cliché al que no le falta razón, pues incluso hay un guiño al respecto en la película.

'La suerte de los Logan' es una película de atracos con regusto a clásico pero con un toque moderno y original, un thriller fruto de la sublevación de la América profunda de Trump como también lo fue 'Comanchería' (2016). La sofisticación de los robos con una gran planificación detrás deja de ser algo exclusivo de los timadores experimentados y los burgueses aparentes en manos de un clan de pobres diablos dispuestos a acabar con la mala fortuna y la miseria que arrastra su clan desde generaciones pasadas. El objetivo no es un casino o un banco, sino una carrera de NASCAR, donde se recaudan grandes cuantías de dinero gracias al afán consumista de aquellos aficionados que acuden a disfrutarla. Todos los elementos imprescindibles en una intriga de atracos están ahí, con su jerarquía de poderes dentro de la banda, empezando el cerebro hasta terminar con el par de peones, las relaciones tensas entre ellos, las motivaciones familiares, los contratiempos, y esos detalles del plan ocultos al espectador para pillarle por sorpresa al final. Sin reinventar nada, consigue ofrecer un divertimento ligero, fresco y sólido.

Teniendo en cuenta el origen humilde de los protagonistas, se podría haber optado por la caricaturización extrema para reírse de ellos, pero Soderbergh acierta al tratarlos con muchísimo cariño, sin caer en la compasión ni forzando la empatía hacia ellos. El resto, lo pone el elenco con su buen hacer, la química que transmiten y lo que aporta cada uno al conjunto: la audacia de un cojo Channing Tatum, la amargura de un manco Adam Driver, la altivez de una choni Riley Keough o la socarronería de un Daniel Craig al que probablemente jamás hayamos visto pasárselo tan bien en una película. Todo transmite tan buen rollo, como esa curiosa sublevación carcelaria, que es capaz de dibujarnos una sonrisa de principio a fin pese al protagonismo que adquiere una Hilary Swank con cara de mala ostia en el tramo final. La película es tan liviana que le costará calar hondo o producir entusiasmo entre los espectadores, pero tiene la capacidad de ganarse nuestra simpatía sin que apenas nos percatemos de ello, y de paso nos trae de vuelta a un Soderbergh en muy buena forma. Bienvenido sea de vuelta.
Blanch
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