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Voto de Francisco Javier Millan:
5
Ciencia ficción. Terror Durante un viaje en el espacio rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para colonizarlo, la tripulación de la nave 'Covenant' descubre una señal proveniente de lo que creen puede ser un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil... Secuela de "Prometheus" (2012). (FILMAFFINITY)
22 de mayo de 2017
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Si bien está planteada con un componente mucho más festivo que “Prometheus”, ésta, su secuela, arrastra todas las malas ideas de aquella, rompiendo en gran medida, la mitología planteada desde hace décadas en la saga.

Estas dos precuelas se están ganando con pulso, entrar en una cámara estanca de una nave, en ruta hacía el espacio profundo. Es decir, una suerte de realidad paralela, que apenas podemos valorar como introducción real a la serie iniciada en 1979. Aún así, el nuevo film contiene un estupendo arranque, con una escena introductoria muy por encima de la media, para luego dar paso a un primer acto que viene a ser una repetición casi exacta a lo ocurrido en la anterior: Nave de exploración encuentra una señal perdida, llegan a un planeta desconocido, empiezan a tocar esporas y hongos (o lo que sea aquello), y se desata la plaga.

Ridley Scott vuelve a jugar con los procesos de la genética a una velocidad de vértigo, provocando una sensación de despiste entre sus seguidores. La redefinición de la mitología se procesa de mala manera, logrando que el supuesto misterio que rodea al origen de las criaturas se reduzca a un simple proceso de laboratorio. Y lo malo es que todo no acaba aquí, ya que pretenden realizar dos o tres películas más para enlazar con la primera. Desvaríos propios de un director que, completamente perdido en el espacio, parece querer echar por tierra todo los aspectos creativos, inmensamente superiores, realizados por gente como James Cameron o David Fincher.

Para ello se inventa una nueva Ripley, con nula fuerza y carisma, y a dos androides, interpretados por Michael Fassbender, en un juego de dobles gemelos que para nada es nuevo en el universo de ciencia-ficción. Es más, la escena de la flauta, utilizada como aliviadero dramático, está directamente inspirada y/o copiada, de uno de los capítulos más celebrados de “Star Trek La Nueva Generación”; mientras que, la primera aparición de David, con su túnica y misterio, recuerda inexorablemente a la estampa de Luke Skywalker en el episodio VII.

Por lo demás, los niveles de acción, el extraordinario diseño de producción y la apelación nostálgica al añorado Jerry Goldsmith, hacen que el resultado final no sea del todo insatisfactorio. Pero eso sí, como veo que el viaje va a continuar, yo me apeo en el siguiente planeta habitable.
Francisco Javier Millan
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