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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
6
Drama Berlín Oriental, otoño de 1989. Wilhelm Powileit cumple 90 años, pero afronta con estoica indiferencia la fiesta organizada por este motivo en su honor. Exiliado durante el nazismo y acérrimo militante de la causa comunista toda su vida, el anciano recibe un homenaje tardío al que acuden familia, vecinos y antiguos camaradas. A pesar de la aparente alegría de la celebración, todos son conscientes de que el régimen comunista se desmorona ... [+]
10 de junio de 2018
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Tiempos de Luz Menguante está dirigida por el veterano de cine y televisión Matti Geschonneck y escrita por el eminente guionista alemán Wolfgang Kohlhaase. Es un drama desarrollado en un pequeño escenario. Una reunión familiar claustrofóbica poco antes de la caída del Muro de Berlín, donde se refleja el desvanecimiento del sistema comunista a través de una familia cada vez más quebrada y dividida. Una historia de sueños fallidos e ilusiones destruidas en el contexto de un régimen colapsado.

Nos situamos en Berlín, 1989. La República Democrática Alemana está llegando a su fin, pero parece ser que no todos se dan cuenta. El resplandor de la utopía comunista parece que se desvanece. Cada vez más jóvenes huyen a la República Federal de Alemania y el viento del cambio sopla en numerosos estados del bloque oriental.

En este entorno, En Tiempos de Luz Menguante, pone el foco en los preparativos y el desarrollo de la fiesta de cumpleaños del patriarca de la familia Powileit, Wilhelm (Bruno Ganz). En un escenario comprimido, casi claustrofóbico se reúnen cuatro generaciones y muchos miembros del Partido de los Trabajadores. Wilhelm todavía cree fervientemente en sus valores idealistas y socialistas, aunque las siguientes generaciones están llenas de dudas, como su nieto Sascha (Alexander Fehling), que ha huido al otro lado del muro, al capitalismo occidental.

La mayoría de los presentes en el acto se encuentran allí más por un sentido del deber que por devoción o amor. Además Wilhelm no tiene muchas ganas de celebrar nada. Demasiada gente está allí, incluso algunos que él no conoce en absoluto. A pesar de la obstinación del viejo patriarca, su esposa Charlotte (Hildegard Schmahl) está haciendo todo lo posible para garantizar que la celebración sea un éxito. Sin embargo, la amenaza de catástrofe absoluta sobrevuela cada vez más cerca a la reunión familiar, debido a la huida de Sascha. Pero esto no debe conocerlo nadie para evitar un escándalo.

En la familia tampoco están muy contentos algunos miembros. Irina (Evgenia Dodina), la madre de Sascha es una mujer amargada que cura sus heridas con el vodka desde hace mucho tiempo, y Charlotte, la esposa de Wilhelm, muestra la tensión y frustración de vivir a la sombra de su marido.

En un momento de su carrera, Wilhelm Powileit pensó que lo enviarían a México para ayudar a asesinar a Trotsky. Al menos eso hubiera sido un logro. En cambio, sus superiores se olvidaron temporalmente de él. Fue una de las muchas desilusiones en su carrera. A pesar de ello, sigue siendo fanáticamente leal al Partido Comunista, y observado en su cumpleaños desde un prisma diferente, por un desfile de funcionarios generacionalmente más jóvenes. Sin embargo, la deserción de Sascha solo personaliza lo que todos los invitados ya saben: los días de la Alemania del Este como territorio estalinista están contados.

El guionista Wolfgang Kohlhaase ha decidido condensar la historia familiar de 50 años de la novela de Eugen Ruge en una fiesta de cumpleaños, en la que están representadas todas las generaciones. Una decisión valiente porque la novela de Ruges no termina en 1989, sino que se extiende hasta el año 2001.

Las tramas y los conflictos convergen desde diferentes perspectivas en esta celebración de cumpleaños, condensando la imagen de una sociedad que se hunde, irónicamente, en las habitaciones de Wilhelm y Charlotte. De los miembros de la familia, de su historia y vida, sin embargo, los espectadores sabemos muy poco. Quizás esto sea uno de los puntos débiles de En Tiempos de Luz Menguante al restar perspectiva para comprender mejor a los personajes.

La casa de la familia Powileit impone una atmósfera cada vez más claustrofóbica, anticuada y arcaica. Esto se refleja en el maravilloso diseño del interior de la casa. En todas partes hay pequeños detalles de una vida larga y obsoleta. Una casa recargada, extravagante, llena de recuerdos de un tiempo anterior. Un hogar que también resulta opresivo, enmohecido, francamente agobiante, sin vistas al exterior.

Toda la acción se ubica en un solo día. Un enfoque simplista pero efectista, en un entorno modesto y con una reducida inversión en actores. Matti Geschonneck realiza un buen trabajo al equilibrar con éxito el drama con la comedia, fluyendo a la perfección los dos géneros, e incluso desviándose al ámbito de la farsa a veces.

Aunque el fondo de los temas y las emociones tratados En Tiempos de Luz Menguante requieren la mayor seriedad posible, la delicada situación en la que se encuentra la sociedad alemana del momento, es retratada eficazmente por una serie de elementos cómicos: una iguana disecada, un policía local que nunca puede llegar al baño y una mesa desvencijada llena de comida.

Los momentos más extraños, atípicos y extravagantes se mezclan con otros más reflexivos. Escenas que nos pueden hacer sonreír se entremezclan con otras más amargas que hablan de vidas mal hechas, privaciones, decepciones y pérdidas.

Los reducidos escenarios de En Tiempos de Luz Menguante, que se limitan prácticamente a la casa de William y Charlotte, dan a la película un indudable sabor teatral. Sinceramente, por los temas tan interesantes abordados y por ser la adaptación de una novela de éxito con varios premios me esperaba bastante más. Quizás intentar condensar la historia de 50 años de una familia en un solo día, a pesar de ser una decisión valiente, deja muchos cabos sueltos, y la sensación de que falta algo más.

https://cinemagavia.es/en-tiempos-de-luz-menguante-pelicula-critica/
Eduargil
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