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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
8
Drama Noviembre de 1919. Dos supervivientes de las trincheras, uno un magnífico ilustrador y el otro, un modesto contable, montan una estafa sobre los monumentos a los muertos de la guerra. En la Francia de los años veinte, el proyecto se convierte en algo tan peligroso como espectacular. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2018
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para su primera adaptación literaria, Albert Dupontel se ha fijado en la novela de Pierre Lemaitre, célebre autor de obras policíacas. El director ha rediseñado el best-seller para la pantalla grande, con el beneplácito del autor que también ha colaborado en el guion. La historia ha sufrido bastantes cambios como escenas añadidas o eliminadas y, en particular, una terminación alternativa que se aleja de la conclusión del libro. A pesar de que Pierre Lemaitre, dejó cierta libertad creativa al cineasta, Dupontel se mantuvo relativamente fiel a la novela, centrándose en el drama humano experimentado por los dos personajes principales, interpretados por Nahuel Pérez Biscayart y él mismo.

Sobrevivir a una guerra a veces es algo relativo, muchos soldados sobrevivieron a la Primera Guerra Mundial, pero a costa de las heridas más horrendas. El largometraje Nos Vemos allá Arriba trata sobre dos soldados que regresan del frente. El modesto contable Albert Maillard (Albert Dupontel) llega intacto, y el artista Edouard Péricourt (Nahuel Pérez Biscayart) con el rostro severamente mutilado. La culpa la tiene el cruel y despiadado teniente Pradelle (Laurent Lafitte) al ordenar una acción de ataque insensata en vísperas de un armisticio.

Después de la guerra, los dos excombatientes se retiran a un gran estudio, donde, con la ayuda de una niña huérfana Louise (Héloïse Balster), planean vengarse de Pradelle. Para sobrevivir, ambos organizan una estafa en torno a los monumentos de los soldados caídos durante la guerra. Paralelamente, vemos como el oficial Pradelle se enriquece con el fraude de tumbas de guerra y ataúdes. Al final, las dos historias se unirán de forma natural.

Es muy difícil clasificar y establecer un género a Nos Vemos allá Arriba. No es una comedia, aunque se utiliza un tono burlesco y jocoso en la narración. No es un thriller ni una película de crímenes, a pesar de que hay muchos cadáveres en escena. Y tampoco es un drama bélico, aunque la película tiene un espectacular primer cuarto de hora con magníficas tomas de guerra muy bien rodadas. Se presenta una historia consistente e intensa, llena de sorpresas, y por muchos momentos parecerá poco creíble, debido a unos personajes demasiado caricaturizados y por su tendencia a lo grotesco. Sin embargo, Nos Vemos allá Arriba fascinará desde el minuto uno hasta el final.

El crimen y la comedia van de la mano. Al igual que en 1997 Roberto Benigni con su maravillosa “La Vida es Bella” se burló de forma sutil y emotiva de algo tan terrible como la Segunda Guerra Mundial, Albert Dupontel, esta vez con la Primera Guerra Mundial de fondo, hace lo propio con las tumbas de los soldados y los monumentos funerarios.

Este tono distendido y relajado también se aplica en el modo de tratar la mutilación sufrida por Edouard en su rostro. Toda la mandíbula inferior ha sido destrozada. Sin embargo, él sabe perfectamente disimular y camuflar esto por medio de una máscara facial, y dado que Edouard es un magnífico artista, sus máscaras se vuelven cada vez más hermosas y extravagantes durante la película. A destacar la magistral cabeza de león realizada con billetes de banco.

La historia es impredecible e incluso a mitad de la película es difícil adivinar hacia dónde se dirigirá la historia, pero los protagonistas son carismáticos, los villanos son despreciables y el drama es desgarrador.

Los efectos visuales como el estilo absurdo de la película nos recuerda a los inicios de Jean Pierre Jeunet con “Delicatessen” (1991) o a la hermosa “Amelie” (2001). Esta relación no debería resultar muy descabellada en cuanto que Jeunet en 2004 hizo una película sobre la Primera Guerra Mundial, “Largo Domingo de Noviazgo” (2004). Esta vez el protagonista es un personaje masculino.

La puesta en escena se identifica por movimientos largos y amplios de cámara, lo que permite una inmersión rápida del espectador en el corazón de la historia. Esto es particularmente efectivo en la parte de la película que tiene lugar en las trincheras. En la apertura de la historia narrada por Albert Maillard vemos una espectacular secuencia aérea donde un perro corre portando un documento en el que se informa de que pronto se firmará un armisticio. La cámara sigue al perro desde un dispositivo de vuelo no tripulado, para bajar y pasar a otro objetivo, que recorrerá la trinchera misma. Una gran exhibición inicial de manejo de cámara.

Nos Vemos allá Arriba elegantemente realizada, combina muchos y variopintos personajes con suma facilidad, y capta perfectamente la atmósfera de París después de la guerra (1919) con unas cuidadosas reconstrucciones. Los bellos y minuciosos decorados, el notable diseño de vestuario, la memorable puesta en escena y la rica fotografía consiguen que la película se sienta viva en todo momento.

https://cinemagavia.es/nos-vemos-alla-arriba-pelicula-critica/
Eduargil
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