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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
8
Drama Myriam y Antoine Besson se han divorciado, y ella solicita la custodia exclusiva de su hijo Julien para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su caso como un padre despreciado, y la juez del caso sentencia a favor de la custodia compartida. Rehén del creciente conflicto entre sus padres, el joven Julien se ve empujado al límite. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2018
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los espectadores al igual que al juez se nos plantean multitud de preguntas, ¿Es Antoine realmente un hombre celoso compulsivo y posesivo que ejerce presión sobre su ex pareja y sus hijos? ¿ Por qué el certificado médico que confirmaba la lesión de Josephine, la hija mayor, había sido firmado por la única enfermera de la escuela? ¿Podría ser que Miriam juegue a hacerse demasiado la víctima, hasta el punto de querer evitar que un padre demuestre su amor por sus hijos? ¿ Quien miente? ¿Verdaderamente quien trata de dañar al otro mientras los hijos están en medio de la disputa familiar?

Estamos ante un dilema muy complicado de tratar. La experiencia del juez, que ha visto a multitud de parejas en una situación similar, sabe que las cosas no son tan simples, no son ni blanco ni negro, muchas veces tienen tonos grises, y a menudo los errores se comparten. La imagen que intenta dar el uno sobre el otro muchas veces es parcial, truncada, e inclusive los hijos pueden dejarse influir por el cónyuge que ataca al otro. Por ello el juez necesita su tiempo para tomar una decisión definitiva.

La acusación es muy grave y peligrosa, pero a faltas de pruebas contundentes, el derecho no puede tomar medidas concretas. Y entonces entra en vigor el procedimiento habitual. Ante tal disyuntiva, el juez decide la custodia compartida. Un fin de semana cada dos, Antoine tiene derecho a ver a su hijo, a pesar de que Julien prefiere quedarse con su madre y su hermana.

Después de salir del despacho del juez, a excepción de los que hayan visto el cortometraje en el que se basa la película, el espectador saldrá contrariado, dubitativo y seguramente dividido. Unos creerán en el arrepentimiento del padre e inclusive algunos estarán convencidos de que la madre no está jugando limpio y tiene la complicidad de sus hijos. Y, sin embargo, poco a poco, la trama va evolucionando y sorprendentemente las cosas pueden parecernos muy diferentes a la impresión inicial.

Cada dos fines de semana Julien tiene que estar con su padre, y con cada visita, la relación entre los dos empeora. Antoine controla a su hijo como si estuviera en cautiverio, dejándolo sin privacidad y libertad y exprimiéndolo constantemente con preguntas sobre Miriam. La situación amenaza con escalar a un caso de violencia doméstica.

En Custodia Compartida, Xavier Legrand no toma el punto de vista del padre o de la madre. Vemos todo, o casi todo desde el punto de vista del pequeño Julien que firmemente no quiere estar con su padre, al que llama despectivamente “eso”. Es el centro neurálgico de una crisis familiar que, quizás, un día también fue feliz. También es el eslabón más débil y el único lazo que ahora vincula al padre Antoine con su esposa Miriam y con toda la familia.

El debutante en la dirección de un largometraje, Xavier Legrand (nominación al Oscar para el cortometraje “Antes que perderlo todo“), tiene un activo indispensable en Custodia Compartida: Denis Ménochet. El personaje de un padre desequilibrado y amenazante con un profundo trastorno existencial está magníficamente interpretado por el actor a través de su inquietante lenguaje corporal.

Desde la escena inicial en el juzgado, la sola presencia de Antoine en cada plano proporciona una tensión constante durante toda la narración. El físico imponente de Denis Ménochet, la fría mirada de un tipo brusco y violento da una dimensión extra a su personaje. Lea Drucker, en cambio, realiza una interpretación más contenida, hacía dentro, más discreta, incluso confinada al silencio. La actriz francesa actúa con moderación y aporta un sutil equilibrio a la historia

Xavier Legrand mantiene durante toda la película una actitud contemplativa y a la expectativa de los miembros de la familia ante la posibilidad más que razonable de que en cualquier momento pueda suceder algo. El temor de Miriam y Julien se proyecta permanentemente sobre la conflictiva figura paterna a lo largo del metraje.

Antoine se presenta inevitablemente de una manera nítida como si fuera una bomba humana de relojería a punto de estallar, una fuente inestable y amenazante que debe protegerse urgentemente contra si misma. La sensación de indefensión y peligro cada vez más cercano, obliga a Miriam a esconderse para proteger a sus hijos y evitar una tragedia.

Legrand demuestra ser un director extremadamente competente para crear y mantener el suspense. Por ejemplo, los ruidos ambientales perturbadores (tropiezos en las escaleras, el cierre de puertas) refuerzan el nerviosismo constante de los personajes amenazados.

La música se usa con moderación pero de manera ingeniosa: en el cumpleaños de la hermana Joséphine (Mathilde Auneveux), una pista de baile llena de gente combinada de continuas maniobras nerviosas de Miriam, crea una experiencia de visualización inquietante. Su comportamiento respira miedo y amenaza, incluso sin haber una razón directa para ello. De esta forma, el director francés trata con elementos propios de la novela negra de una manera prometedora y eficaz, aunque, en última instancia, Custodia Compartida debe de tratarse como un drama social que incite a la reflexión.

Custodia Compartida empieza como un drama social sobre divorcios, al estilo “Kramer vs. Cramer” de Robert Benton, para posteriormente a medida que su forma narrativa va in crecendo pasar a ser un verdadero thriller psicológico al estilo de “La Noche del Cazador” de Charles Laughton.

Al principio la narración es algo lenta, a pesar de las buenas interpretaciones se puede hacer algo pesada de inicio. Sin embargo, debes tener paciencia porque Custodia Compartida poco a poco va avanzando a mayor velocidad, hasta coger un ritmo tan frenético que resulta imparable. Adquiere una velocidad de vértigo en la última media hora, tan impresionante, tan absorbente, que te olvidas incluso de respirar.

https://cinemagavia.es/custodia-compartida-pelicula-critica/
Eduargil
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