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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
7
Drama Un director quiere hacer un biopic sobre la cantante Barbara. El director y la actriz trabajan juntos, con cercanía. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbara empezó en la década de los 50 a cantar, primeramente, tras unos duros comienzos, en diversos cabarés belgas, para conseguir finalmente presentarse en París, en L’Ecluse, en 1958. Se convirtió en una especia de voz de la nación. Ella canta a la reconciliación franco-alemana, algo que no se entendió desde numerosos círculos de Francia, al ser ella una víctima de la ocupación nazi por ser judía y perder a gran parte de su familia. A pesar de ello compuso una de sus canciones más célebres, Gotinga (Ciudad alemana de la baja Sajonia), y accedió a cantarla en 1964 en el teatro Junges de dicha ciudad donde fue ovacionada.

Ella también defendió la tolerancia al comienzo de la epidemia del SIDA y colaboró con las principales estrellas del país, desde Jacques Brel hasta Johnny Hallyday, sin embargo, Mathieu Amalric está preocupado por otras cosas, le interesa Barbara como diva, con su carisma y su propio estilo que ofrece un modelo a seguir.

A Mathieu Amalric no le interesa mucho de Barbara los méritos y premios cosechados durante su vida, a pesar de que como vemos a través del personaje que también interpreta en el filme (el director Yves Zand), estudió detalladamente toda su actividad artística durante los preparativos de la película. Él está realmente interesado en el personaje en sí, su personalidad arrolladora y carismática. Ella era una diva por lo que el director crea un retrato de la artista basado en anécdotas de la vida cotidiana escenificadas con luz lasciva y acompañadas de abundantes escenas repletas de música.

Brigitte (Jeanne Balibar) tiene las condiciones perfectas para brillar como Barbara en la pantalla grande. La actriz Jeanne Balibar que interpreta a Brigitte también sabe lo que es saborear el éxito como cantante en la vida real, y desde el punto de vista visual, ella y Barbara son tan similares que es fácil confundirlas. Ambas son mujeres extremadamente delgadas y altas, con manos huesudas, largas y llamativas facciones, muy sensuales y elegantes, y siempre atraen la atención de todos con sus trajes idiosincrásicos pero muy refinados.

Su presencia es tan fuerte que son capaces de llenar cualquier espacio aun estando ellas solas. Ambas comparten una misma mirada, un resplandor lascivo en cada gesto y una fama superlativa. Jeanne Balibar interpeta a Brigitte, y esta a su vez a Barbara o en otras palabras: una diva interpreta a otra diva, la cual interpreta a otra diva. Una especie de trabalenguas que define el maravilloso juego existente en la película donde las vidas de las actrices y sus personajes se difuminan y a menudo son difíciles de distinguir.

Esta similitud entre Brigitte y Barbara no solo es vista por el director Yves Zand en la película. Mathieu Amalric reconoce esto entre su ex esposa Jeanne Balibar, en el papel de Brigitte y, por lo tanto, también en el papel de Barbara. Los límites son tan estrechos entre las tres que muchas veces no sabemos ante quien estamos delante de la pantalla. Una confusión que hace que las tres mujeres se fusionen en una sola.

El director Yves Zand (también interpretado por Mathieu Amalric) le da a leer a Brigitte todos los libros que Barbara leyó en su día, la muestra todas las películas tomadas durante sus actuaciones y las giras. Inclusive, los asistentes de producción visten ropas, perfumes y joyas originales de la cantante. De esta forma uno descubre rápidamente la obsesión del director por la cantante y como detrás de este proyecto cinematográfico en forma de biopic existe algo más que realizar una película: la recreación, quizás idealizada, de la vida de una mujer interesante. Tanto él como su actriz principal tienen su propia visión de como interpretar a Barbara, lo que provoca un montón de tiranteces en los set de rodaje.

Barbara también es una cinta sobre el proceso de creación, una película dentro de otra película, una excusa para que el director pueda explorar en las neurosis y obsesiones de los artistas de cine cuando se sumergen en su arte. Cuando el rostro del director se ilumina de alegría, el espectador comprende que éste, ha conseguido encontrar la postura adecuada o el tono correcto. La obsesión de Yves Zand por transmitir su visión, dando consejos a la actriz otorgan al filme una naturaleza cuasi mística y muy poética.

El espectador es conducido a través de múltiples capas. Nunca sabe completamente dónde está ni en qué dimensión de la película se encuentra. Esta exposición no resulta molesta de ninguna manera, porque es precisamente esta puesta en escena lo que da fuerza y relevancia a la película, además de la magnífica vinculación de las imágenes con lo auditivo a través de las canciones.

Barbara es una especie de experiencia inmersiva, que funciona igualmente como juego de espejos. Recomendable para un público muy cinéfilo.

https://cinemagavia.es/barbara-pelicula-critica-amalric-balibar/
Eduargil
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