En una lucha por su aceptación total en la aldea, ‘Los Pitufos: la aldea escondida’ presenta una novedosa faceta de nuestra protagonista, que deja de ser tan risueña como en otras ocasiones para demostrar todo su potencial como una buena pitufa. Asbury ha decidido, junto con los guionistas del film Stacey Harman y Pamela Ribon (‘Vaiana’), crear una reinvención del personaje, dejando de lado su faceta coqueta, creída y tontita para dar paso a una “mujer” más decidida, dinámica y aventurera.

A pesar de este buen giro del argumento la película en si no dista de ser cualquier otra cinta de animación que jamás pasará a la historia como una buena animación, ni mucho menos como un buen largometraje. Con una historia bastante llana, Sony vuelve a introducir a los Pitufos como un mero recuerdo de la infancia y un intento de recabar nuevos adeptos que se queda a medias, sin profundizar sobre un tema con mucha capacidad.

A fin de cuentas, la nueva aventura de los Pitufos agradará a los más pequeños de la casa ya que, a pesar de su buen mensaje, lo único que transmite es una sensación de diversión para ellos y una constante luminosidad que mostrará la alegría del film, una función importante pero que no sirve para cumplir con su género como lo han hecho muchas otras; ya que una animación no solo sirve para entretener al espectador.

Como ya se ha mencionado, toda la cinta se caracteriza de una gran iluminación que perdura durante todos los minutos de la historia, la cual consigue crear una sensación de entretenimiento vacío y con muy poco entusiasmo. La trama, en su conjunto, carece de encanto para todos aquellos que van a verla, sobretodo aquellos padres obligados por sus hijos pequeños engañados por tanto color.

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