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Voto de Cinemagavia:
5
Comedia. Drama Bernardo se niega cumplir el deseo de su difunta esposa española, ya que lo considera un delirio: esparcir sus cenizas en la Costa del Sol, donde ella nació y solía ir todos los años a visitar a su hermana. Pero, después de que unos delincuentes profanen su tumba, decide tomar un avión y cumplir su deseo. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una comedia sobre la pérdida

Este singular proyecto significa el regreso al cine del director sevillano Santi Amodeo, que llevaba seis años sin ponerse detrás de las cámaras, tras su anterior película: ¿Quién mató a Bambi?

En esta ocasión, vuelve con una irregular coproducción hispano-argentina en la que trata de conjugar en una misma narrativa drama y comedia.

Cualquier pérdida es importante para un ser humano. Pero para Bernardo (Óscar Martínez), la muerte de su esposa conlleva algo más que quedarse viudo. El nudo narrativo sobre el que se apoya Amodeo gira en torno al engaño y la mentira.

Y es que, cuando Bernardo viaja a España para realizar el último deseo de su esposa, se percata de que su relación matrimonial era una gran mentira.

Situada la acción ya en España, y concretamente en la Costa del Sol de Málaga, el espectador obtendrá las respuestas que el mismo Bernardo buscará sin descanso ayudado por los locos personajes de Abi (Carlos Areces), y de Amalia (Ingrid Garcia-Jonsson).

*Superando el duelo

Yo, mi mujer y mi mujer muerta es un pequeño tratado sobre cómo afrontar la pérdida, y superar el duelo que toda muerte conlleva.

Alguna vez he escrito sobre las emociones, y pienso que la mejor película que recoge nuestra forma de expresar la tristeza, la ira, o la alegría es el filme de animación Inside Out.

En esa reseña, decía que la tristeza también cumple su función en la vida. De hecho, la tristeza es un un instrumento reparador tan necesario como la alegría.

Algunas veces, estar triste nos consuela y nos ayuda a vivir los instantes de alegría con mayor fuerza. Pero para superar la pérdida, el duelo, o la tristeza es básico saber como hacerlo. Por eso, el viaje de Bernardo a España tiene una misión. Ese cometido consiste en encontrar las respuestas que le faltan sobre la identidad de su mujer. Una vez que pueda encontrar esas respuestas podrá transitar el duelo, superarlo, y volver a ser feliz en la medida de lo posible.

*Un reparto que sube el nivel de la cinta

Respecto a las interpretaciones, brilla con luz propia un estupendo Óscar Martínez, actor argentino del que cabe recordar que fue galardonado con la Copa Volpi al Mejor Actor en la Mostra de Venecia por su interpretación en el sobresaliente filme argentino El ciudadano ilustre.

Yo, mi mujer y mujer muerta se hace fuerte con Martínez, y su interpretación que es la que salva a la película. Su personaje, tragicómico, evoluciona correctamente junto a la filmación del drama inicial a la comedia más ligera en su parte final.

También contamos con la presencia de Carlos Areces e Ingrid García Jonsson en unas breves pero luminosas interpretaciones, en unos personajes con claras referencias a la picaresca española. En mi opinión, el cierre o la desaparición de estos dos personajes en la parte final de la película no están bien justificados por Santi Amodeo.

En cualquier caso, los personajes secundarios no aportan demasiado al nudo narrativo de la trama. De hecho, por momentos, el argumento central se siente tan desnudo como el balneario nudista, donde el trío de personajes se encierra para buscar en el pasado de la «mujer muerta».

Por eso, tanto la consistencia del personaje de Bernardo, y la propia interpretación de Óscar Martínez son las que de alguna manera salvan, y soportan el peso de la película.

Creo que la mejor definición de Yo, mi mujer y mi mujer muerta, se acercaría más a un drama con algunos elementos cómicos, que a lo que el póster promocional trata de mostrar.

*Conclusión

En definitiva, Yo, mi mujer y mi mujer muerta es una irregular comedia dramática que salva los muebles por la gran interpretación de Óscar Martínez, y por las luminosas apariciones de Ingrid García Jonsson y Carlos Areces.

Escrito por Miguel Pina
Cinemagavia
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