Haz click aquí para copiar la URL
Voto de davilochi:
8
Comedia La película, una comedia negra tan absurda como irreverente, ambientada en 1941, narra las peripecias de un grupo de pasajeros de un autobús que hace su camino desde el interior hasta Belgrado, durante el inicio de la II Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2010
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película hermosa, sin lugar a dudas. El viaje de estos personajes tan variopintos y sus avatares para llegar a Belgrado sería la representación de la enrevesada senda que Serbia (si bien podríamos hablar en general de los pueblos balcánicos) tuvo que recorrer durante la primera mitad del siglo XX. Esta película de 1980 bien podría servir como recordatorio de la estabilidad y paz de la que disfrutaban los yugoslavos casi cuarenta años después del bombardeo de Belgrado que dio comienzo a su particular Segunda Guerra Mundial. El puente que no se sostiene sería la representación de las dificultades para tender tales construcciones simbólicas en Yugoslavia, porque no lo olvidemos, el puente tiene un fuerte carácter unificador y civilizador desde los albores de la civilización y en este caso no lo es menos. Rodeos y más rodeos en un viaje que nunca parece acabar, circunstancias que se suceden (un funeral, cómo no; una pelea entre familias enfrentadas; sexo; etc.) a cual más sorprendente. Sí, ese fue sin duda el difícil destino de los serbios durante aquella primera mitad del siglo XX de sangre y fuego.

Y en el autobús tenemos un "simpático" veterano de las guerras balcánicas y la Gran Guerra, para mi uno de los mejores personajes de la película, aunque hay que decir que todas las actuaciones están bordadas, lo cual es el principal valor de la película. Pues bien, este venerable anciano extremadamente irritable representa el orgullo serbio en todo su esplendor, confiado de la victoria porque Serbia siempre ha salido triunfante de todas las adversidades. Su condición de veterano parece hacerle suponer que él tiene derecho a todas las contemplaciones posibles y al máximo respeto. Especialmente divertida es la escena en la que pide cinco billetes para probar su poder adquisitivo, a lo que el Krstic le dirá: "Deja de volverme loco".

Después nos encontramos con el germanófilo, papel realizado por Bata Stojkovic, cuyas maneras tratarían de imitar al primer ministro de Yugoslavia entre 1935 y 1939, Milan Stojadinovic, político pro-germano donde los hubiera en el periodo. Éste personaje siempre dispuesto a realizar críticas de todo el mundo es altamente derrotista y no duda en afirmar que nada pueden hacer los yugoslavos frente a los alemanes que han conquistado media Europa. He aquí una crítica al colaboracionismo que también existió en Yugoslavia durante el conflicto, a pesar del gran peso de la resistencia. Evidentemente el director trata de centrar las iras del espectador en este personaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
davilochi
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow