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Voto de davilochi:
9
8,1
17.443
Drama. Bélico
Segunda Guerra Mundial. Estando Roma ocupada por los nazis, la temible Gestapo trata de arrestar al ingeniero Manfredi (Marcello Pagliero), un comunista que es el líder del Comité Nacional de Liberación. Pero en la redada Manfredi consigue escapar y pide ayuda a Francesco, un camarada tipógrafo que en unos días se casará con su novia Pina (Anna Magnani), una viuda con un niño. Además el cura de la parroquia, Don Pietro (Aldo Fabrizi), ... [+]
5 de marzo de 2010
26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Roma, città apperta" es un intento claramente intencionado por plastificar la historia de la ocupación de la capital italiana por los alemanes tal como Rossellini la percibió, prácticamente al mismo tiempo que ésta ocurría. El propio director reconoce que este trabajo partió de una necesidad profunda y que él mismo salió a la calle en busca de historias de modo que, por mucho que avise al principio del film, el guión está inspirado en toda una serie de relatos individuales entrecruzados.
A nivel histórico la obra tiene desde el primer momento el afán de perpetuarse como un punto de referencia en la memoria del pueblo italiano, tratando de mostrar una imagen referencial de la resistencia y de la ocupación alemana. El momento en que se filma y los marcos de referencia que se muestran en ella la hacen una película imprescindible en cualquier análisis del periodo y tiempo al que se refiere.
A partir de aquí llevo a cabo una interpretación de los elementos histórico-simbólicos aparecidos en el film, con lo que puedo desvelar detalles de la trama:
Varias imágenes llaman la atención: la primera de ellas es el cura actuando como árbitro en un partido de fútbol entre los niños de la parroquia. Estas escenas tratan de reflejar la importancia de la Iglesia católica en la educación y en la cultura italiana, actuando ésta como mediadora social y como elemento fundamental en la conformación de las mentalidades. Por lo general se da una imagen muy benigna de la institución a lo largo de la película, posiblemente con el deseo de destacar el papel positivo de algo que unía a todos los italianos (cuya unidad distaba de ser algo claro para todos ellos en este momento, y aún ahora si vemos la Liga Norte). En cierto modo se está tratando de legitimar el orden que surgirá durante la posguerra. Sin embargo la película es una llamada a la colaboración entre el comunismo y el catolicismo, ambos muy fuertes en el ámbito político y de la resistencia (lo cual queda claro en la pareja de Pina, católica y creyente, y Francesco, tipógrafo comunista. Curiosamente la boda habría de ser por la Iglesia, lo cual es significativo de quién, según Rossellini, debía llevar el peso de la alianza), para encarar el futuro del país, algo que, de hecho, no ocurriría.
Hay una reflexión en torno al papel de la mujer en la resistencia cuando los niños están en la habitación y la niña le pregunta a Marcelo (tras volver éste de atentar contra los alemanes) si acaso las mujeres no podían ser valientes. Éste reconoce que sí, pero que las mujeres sólo traen problemas. En cierto sentido hay aquí un componente de misoginia similar al que podemos ver en la obra de Calvino "Il sentiero dei nidi di ragno", en una sociedad italiana conservadora y todavía muy marcada por un profundo machismo.
A nivel histórico la obra tiene desde el primer momento el afán de perpetuarse como un punto de referencia en la memoria del pueblo italiano, tratando de mostrar una imagen referencial de la resistencia y de la ocupación alemana. El momento en que se filma y los marcos de referencia que se muestran en ella la hacen una película imprescindible en cualquier análisis del periodo y tiempo al que se refiere.
A partir de aquí llevo a cabo una interpretación de los elementos histórico-simbólicos aparecidos en el film, con lo que puedo desvelar detalles de la trama:
Varias imágenes llaman la atención: la primera de ellas es el cura actuando como árbitro en un partido de fútbol entre los niños de la parroquia. Estas escenas tratan de reflejar la importancia de la Iglesia católica en la educación y en la cultura italiana, actuando ésta como mediadora social y como elemento fundamental en la conformación de las mentalidades. Por lo general se da una imagen muy benigna de la institución a lo largo de la película, posiblemente con el deseo de destacar el papel positivo de algo que unía a todos los italianos (cuya unidad distaba de ser algo claro para todos ellos en este momento, y aún ahora si vemos la Liga Norte). En cierto modo se está tratando de legitimar el orden que surgirá durante la posguerra. Sin embargo la película es una llamada a la colaboración entre el comunismo y el catolicismo, ambos muy fuertes en el ámbito político y de la resistencia (lo cual queda claro en la pareja de Pina, católica y creyente, y Francesco, tipógrafo comunista. Curiosamente la boda habría de ser por la Iglesia, lo cual es significativo de quién, según Rossellini, debía llevar el peso de la alianza), para encarar el futuro del país, algo que, de hecho, no ocurriría.
Hay una reflexión en torno al papel de la mujer en la resistencia cuando los niños están en la habitación y la niña le pregunta a Marcelo (tras volver éste de atentar contra los alemanes) si acaso las mujeres no podían ser valientes. Éste reconoce que sí, pero que las mujeres sólo traen problemas. En cierto sentido hay aquí un componente de misoginia similar al que podemos ver en la obra de Calvino "Il sentiero dei nidi di ragno", en una sociedad italiana conservadora y todavía muy marcada por un profundo machismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
"La primavera será hermosa porque seremos libres". Hay un constante canto a la libertad en la misma clandestinidad a la que se ven obligados a vivir los partisanos (Manfredi o Francesco) frente a Marina, por ejemplo, que vive presa del materialismo que, de un modo u otro, acabará destruyendo todo lo que llegó a importarle de veras (ésta o la hermana de Pina reflejan la figura del colaboracionista). Su adicción por la droga y su resentimiento chocan con la sencillez y humildez de Pina o Francesco, de modo que los marcos de referencia quedan bien destacados. Todo ello acompañado de una reflexión metacinematográfica: no es lo mismo el día a día de una guerra vivida en carne propia que verla a través de una pantalla de cine.
Una escena bastante reveladora es la que se desarrolla en la posada donde coinciden Manfredi, Marina y Francesco, previamente a lo cual vemos a dos soldados alemanes que llevan sendos corderos al posadero para ser sacrificados y hacer carne con ellos, a lo cual el posadero replicará que no es carnicero. Sin embargo los soldados dirán que ellos sí lo son. Esta destacando el empleo de la violencia por parte de los alemanes como instrumento para asegurar una ocupación efectiva del país y, al mismo tiempo, al utilizar un cordero emplea un símbolo poderoso: la inocencia y la mansedumbre (el término medio entre la irascibilidad y la impasibilidad, el punto en que se encontraría la sociedad italiana antes de la llegada de los alemanes) según la teología cristiana.
Hacia el final de la película, en la conversación que el padre y el general alemán tienen antes de que Manfredi sea torturado se sigue manteniendo el intento por conciliar comunismo y catolicismo. Pietro afirma que los caminos del señor son infinitos y que, a su modo, Manfredi está tratando de alcanzar la justicia. Al mismo tiempo destaca que Dios es una figura cuyos designios están por encima de cualquier ente terrenal, por mucho que éste trate de imponerse por medio de la violencia más brutal.
Son muy interesantes las reflexiones del otro oficial alemán que prevé como el odio sembrado por los alemanes por toda Europa se volverá contra ellos al ser derrotados en la guerra (como de hecho ocurrió cuando 12 millones de alemanes fueron expulsados de los diferentes países del este de Europa).
Para acabar cabría destacar la escena en la que el pelotón del fusilamiento compuesto por italianos que ha de asesinar al padre es incapaz de hacer su trabajo correctamente, de modo que ha de encargarse un oficial alemán pegándole un tiro en la cabeza. Parece ser como si Rossellini estuviera tratando de mostrar que fue la ocupación alemana la que dividió e incitó el odio entre los italianos, ya que cualquier alusión al estado de guerra civil que se dio entre ellos es tangencial a lo largo de la película.
Una escena bastante reveladora es la que se desarrolla en la posada donde coinciden Manfredi, Marina y Francesco, previamente a lo cual vemos a dos soldados alemanes que llevan sendos corderos al posadero para ser sacrificados y hacer carne con ellos, a lo cual el posadero replicará que no es carnicero. Sin embargo los soldados dirán que ellos sí lo son. Esta destacando el empleo de la violencia por parte de los alemanes como instrumento para asegurar una ocupación efectiva del país y, al mismo tiempo, al utilizar un cordero emplea un símbolo poderoso: la inocencia y la mansedumbre (el término medio entre la irascibilidad y la impasibilidad, el punto en que se encontraría la sociedad italiana antes de la llegada de los alemanes) según la teología cristiana.
Hacia el final de la película, en la conversación que el padre y el general alemán tienen antes de que Manfredi sea torturado se sigue manteniendo el intento por conciliar comunismo y catolicismo. Pietro afirma que los caminos del señor son infinitos y que, a su modo, Manfredi está tratando de alcanzar la justicia. Al mismo tiempo destaca que Dios es una figura cuyos designios están por encima de cualquier ente terrenal, por mucho que éste trate de imponerse por medio de la violencia más brutal.
Son muy interesantes las reflexiones del otro oficial alemán que prevé como el odio sembrado por los alemanes por toda Europa se volverá contra ellos al ser derrotados en la guerra (como de hecho ocurrió cuando 12 millones de alemanes fueron expulsados de los diferentes países del este de Europa).
Para acabar cabría destacar la escena en la que el pelotón del fusilamiento compuesto por italianos que ha de asesinar al padre es incapaz de hacer su trabajo correctamente, de modo que ha de encargarse un oficial alemán pegándole un tiro en la cabeza. Parece ser como si Rossellini estuviera tratando de mostrar que fue la ocupación alemana la que dividió e incitó el odio entre los italianos, ya que cualquier alusión al estado de guerra civil que se dio entre ellos es tangencial a lo largo de la película.