Aladdin siempre ha sido, de largo, mi clásico de Disney preferido. Por eso me encontraba temeroso de lo que me podía encontrar a raíz de muchas críticas leídas. Pero justo tras salir del cine puedo decir que me voy con un buen sabor de boca. Una recreación de la animación más que digna en cuanto a decorados, paisajes y efectos. Un genio interpretado con gracia y carisma por Will Smith. Jasmine a la altura, con personalidad, inteligencia, belleza y, también, carisma. Grandes canciones con grandes arreglos que hacen que suenen muy contemporáneas sin perder su esencia de clásicos. Divertida y con gran ritmo pero con tiene un par de hándicaps: no se nota la mano de Ritchie, cuando esperábamos un toque indie y mordaz. Y en segundo lugar, y más grave, un protagonista principal, Aladdin, que no transmite, que no llega, que no llena. El gran lastre. Que no es poco