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Voto de David Colette:
10
Documental Durante su gira 'Born to Run' en 1975, Bruce Springsteen & the E Street Band ofrecieron este legendario concierto el 18 de Noviembre en el Hammersmith Odeon de Londres. Fue registrado en video, pero no vería la luz oficialmente hasta 30 años después, en la edición aniversario de su mítico álbum. (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1975 Londres asistió a uno de los conciertos mas legendarios de la historia del rock. The E Street Band inyectó la emoción y la honestidad de la desgarradora Thunder Road, que en este concierto tiene su interpretación mas icónica, para luego devolver el ritmo salvaje y el desenfreno que nos regalaron Buddy Holly y Elvis en temas como She's The One (la armónica y la percusión nos lleva de viaje a Not Fade Away) o Detroit Medley.

La anécdota ya es histórica; a la banda, que apenas había dejado de ser un éxito local tras el arrollador álbum Born To Run, la habían anunciado en Londres como la octava maravilla, y los nativos de New Jersey se plantaron en el recinto con un público escéptico. Cuanto de esta historia es cierto no lo sé, pero está claro que se ganó el respeto de todos y cada uno de los allí presentes, porque solo hace falta ver los veinte primeros minutos de concierto para sentir en los propios huesos la solemnidad con la que avanza de canción a canción, forjando a cada acorde la leyenda que se hiciera del poder de la E Street Band en los escenarios. Bruce Springsteen con la gorra y su melena rizada, chaqueta de cuero negro y vaqueros. Clarence Clemons de traje blanco con una rosa roja y sombrero. Imágenes para la posteridad, tan reales como la forma de sujetar el cigarrillo de Humphrey Bogart, la mirada inocente Marilyn Monroe, la expresión perdida de James Dean, o la sonrisa torcida de Elvis Presley.

Aquí tenemos la prueba de que el rock no murió el 3 de febrero de 1959. Recuperadas las imágenes para su comercialización tras la gira de The Rising, este concierto es de visionado obligatorio tanto como lo puedan ser The Last Waltz o el concierto de Bangladesh. No hay comparación posible; tras haber visto grabaciones en directo de todas las décadas de la banda, e incluso haber visto a la misma con mis propios ojos, esta sigue destacando, seas o no amante de los de Jersey, por ser el testimonio del nacimiento de algo que ha trascendido en la historia de la música. Nos recuerda el valor de lo que nos hace sentir el rock, de por que las estrellas existen, de por que hay cosas que solo se pueden decir con el sonido de una guitarra rota y una voz desesperada.
David Colette
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