Por fin una serie española que, de verdad, pasa tres kilos de lo políticamente correcto y de la audiencia media. Consigue su meta con sobresaliente mediante la gran interpretación de sus dos protagonistas y también unos secundarios a la altura. Todos bordan sus papeles. Todo encaja. Todo parece a pleno gusto del creador de la serie.
Odiaría pensar que esto ocurra porque, por una vez, no se aplica la autocensura ni se edulcora el trabajo con objeto de llegar a más público y ganar así cuota de pantalla. Odiaría pensarlo pero, por desgracia, estoy convencido que lo dicho sea lo que ocurra con bastantes películas y series españolas. El resultado siempre es por debajo del esperado.
Está serie no solo te hace pasar literalmente vergüenza. También ríes espontáneamente, te compadeces de lástima, sientes pena, luego dejas de sentirla al pensar que se lo tiene merecido. Pasas por diferentes estados de ánimo gracias a la empatía que generan los personajes y las situaciones absurdas que nadie puede decir que no haya vivido alguna (aunque utilices el socorrido ...tengo un amigo que una vez le paso eso.). En este aspecto tiene cierto parecido con "Carmina o revienta" de Paco León. Recuerden aquel: “¿La diferencia entre realidad y ficción? La ficción tiene más sentido"
Seguramente haya gente que se indigesta con ella. Quizás cuestión de prejuicios. Pero es que estamos tan acostumbrados a "comer" siempre lo mismo... que cuando nos ofrecen un plato distinto nos cuesta saborearlo.
PD: Podrían continuar la saga explorando otras emociones primarias a las que dedicarles cada temporada. A buen seguro que consiguen el mismo efecto.