Desde el entrenador en silla de ruedas jalándose una polilla, todo va de mal en peor. El mundo estalla en una suerte de violencia demoniaca, y los del atletismo ahí, entrenando.

Tó Cristo hablando del tal Amón y, finalmente, nadie sabe quién es el tal Amón que se funde con Akira. Bueno, lo sabe la del pelo gris, que tiene a su guardaespaldas a dos velas, y acaba muerta fosilizada vete tú a saber por qué (es el único demonio que muere así).

Lo de los padres de Akira es buenísimo. Todo el mundo sabe que lo más lógico es dejar solo a tu hijo de ocho años, irte por el mundo a salvar peña pero, eso sí, enviarle unas zapatillas tó güenas año tras año. Ah, como eres un buen padre, le dices: "Crece pronto y, si eso, ya te llevamos".

Cuando los vecinos de la japo-güena amenazan con destrozar su casa y su vida, ahí está el inteligente de Devilman, que decide dejarla sola para irse a un parque a recibir botellazos. Eso cambia su percepción, por lo que vuelve para encontrársela hecha una aceituna en una pica. Y éste es el mejor episodio, no lo olvidemos.

Por cierto, que Devilman vuela pero, para volver con su novia, va corriendo a cuatro patas. Brutal.

Cualquier retrasado ve a la legua que el rubito está "colado" por Akira (de hecho le da un abrazo, no homo, de flipar cuando se ven), pero él no se da cuenta hasta el final de la serie.

De verdad. Hay series infinitamente mejores, sean de Anime o no, ¿eh? Las hay.