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España España · Madrid
Voto de Alvaro3:
8
Drama Albert Lory (Charles Laughton) es un profesor de escuela en una ciudad de un país indeterminado ocupado por el ejército Nazi durante la II Guerra Mundial. Enamorado de su compañera de trabajo y vecina, la también profesora Louise Martin (Maureen O’Hara), Albert se siente frustrado al ser incapaz de declararse por su carácter acobardado. Esta cobardía es también motivo de burla de sus propios alumnos. Para colmo, Louise mantiene una ... [+]
6 de mayo de 2010
56 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunas de las críticas de esta película la califican como “panfleto”. El Diccionario define “panfleto” como: 1. Libelo difamatorio, 2. Opúsculo de carácter agresivo.

¿Es “Esta tierra es mía” un panfleto? No lo creo.

Panfleto es “Raza” de Jaime de Andrade (o sea del “Generalísimo”) o la filmación de la concentración del Partido Nazi en Nuremberg en 1933 de la Riefenstahl. Un panfleto defiende ideas deleznables y además de forma grosera o burda. “Esta tierra es mía” defiende con convicción, pero serenamente, los nobles valores de democracia, libertad, igualdad e independencia de las naciones en el contexto del año 1943.

El film se sitúa en “en algún lugar de Europa” (ubicación esta un tanto ingenua de Renoir, pues las coordenadas geográficas donde transcurre la película son claras). Quizá buscaba Renoir dar a su tesis validez universal. Lo que nos viene a decir Renoir es que la maldad existe no solo por la perversidad de algunos hombres e ideas, sino también por la inacción y pasividad de los hombres buenos cuando les es exigible moralmente actuar, y eso es aplicable en todo tiempo y lugar.

El -al principio- pusilánime y apocado profesor que interpreta un enorme Laughton evoluciona hasta convertirse en un héroe creíble, de carne y hueso en su digna reacción frente a la injusticia y la tiranía. Laughton está soberbio como siempre, si bien su interpretación va cobrando grandeza en paralelo a la evolución de su toma de conciencia, estando mucho peor en la primera mitad del film que en la segunda (en donde realiza una interpretación heroica especialmente en el soberbio discurso final). En la primera parte está un tanto exagerado en algunas escenas (los gestos de miedo en el refugio) y especialmente en las histriónicas toses que expele al fumarse un cigarrillo en la “cena-coartada” con O´Hara y su hermano

El largo discurso final de Laughton en el juicio (para mi más poderoso y de mayor calidad literaria que el de Chaplin en el Gran Dictador) y el subsiguiente recitado de la Declaración de los Derechos del Hombre ante unos admirados niños revelan una vez mas el actor portentoso que era.

No tengo espacio para referirme con justicia a la esplendida Maureen O´Hara, para mi no solo una de las actrices mas bellas de la época (con un “corte de cara” de una perfecta armonía) sino una interprete excelente. Renoir nos brinda unos primeros planos que son un deleite para la vista (¡que maravillosos primeros planos en el juicio!).

Como punto negativo citaría, el juicio con una escenografía convencional americana, incrustada de forma un poco abrupta y poco convincente en la narración.

En la versión doblada al español hay otro “pero”: A Sanders le dobla un Constantino Romero que estaría en sus comienzos. Se hace extraño reconocer en el doblaje la voz de Eastwood, actor con el cual se identifica demasiado dicha voz.

En resumen, notable película que a pesar del tiempo transcurrido conserva un fuerza y capacidad de emoción muy destacables.
Alvaro3
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