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España España · Córdoba
Voto de Ziryab:
4
Drama. Romance. Ciencia ficción Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano, conoce a una misteriosa mujer cuyo iris es multicolor. Años después, su investigación lo lleva a hacer un descubrimiento asombroso, que podría cambiar la forma en que percibimos nuestra existencia. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un momento de esta película –y no desvelo nada para quien no la haya visto– en la que el protagonista dice a su mujer algo así como: “Supe entonces que pasaría el resto de mi vida con una niña…, y supe también que esa relación no iba a durar, que la cortaría yo… Pero no imaginaba que no tendría siquiera la oportunidad de despedirme”. Este momento de la película es muy interesante por su poder dramático y por las implicaciones que tiene esta afirmación para poder construir a partir de ella una espléndida historia. También por el matiz que implica llamar “niños” a quienes no piensan como nosotros porque, afortunados ellos, no han perdido la inocencia por el camino…, sin querer admitir que la inocencia posee mucho de intuición y que en la intuición también está buena parte de la clave del conocimiento. Pero no. No van por ahí los tiros. Lamentablemente. Aparte de esta escena, que apenas dura unos segundos, no hay nada que valga la pena en esta película concebida desde la sensiblería más facilona con envoltorio de cosa trascendente e intelectual. “¿A qué huelen las nubes?”. Pues eso.
Oponer fe y razón, ciencia y religión es una empresa más que estéril y superada a estas alturas del mundo. El debate podía tener razón de ser en la Edad Media y en buena parte de la Edad Moderna… pero ¿en estos tiempos? ¡Si hasta grandes científicos han sido grandes creyentes! También puede tener razón de ser si lo tomas como un juego, pero no si te lo tomas en serio. Y esta peli se lo toma en serio. Muy en serio. Uffff ¡qué seria es! Y lo digo porque uno de los leit motiv que mueven al protagonista de la película, un joven científico experto en biología molecular, es descubrir el origen de la formación del ojo humano como manera de… ¡demostrar la no existencia de Dios! ¿Cómo? ¿Me lo repite? ¿Eh? ¿Pues no se ha demostrado la formación del Universo y el origen de las especies sin que ello haya certificado la muerte de Dios? Empezando por ahí, mal empezamos…
Luego la peli parece enderezarse cuando entra en acción la chica, que representa lo espiritual frente a las certezas científicas…, pero lo bueno dura poco y la cosa pega finalmente el petardazo con su exótico tramo final de todo punto injustificable y lamentable. La película termina no sabiendo a donde quiere ir y perdiendo al espectador por el camino. Es absurda, caprichosa y sensiblera hasta decir basta. Y además de risa: ¡no os perdáis la escena final tras los títulos de crédito! ¿Os acordáis de la escena final de “La Roca”, ése Nicolas Cage mirando un microfilm y diciendo “quieres saber qué fue lo del alien de Roosevelt o quien mató a Kennedy"? Pues esto mismo pero en guay. Los que lo han visto me entenderán. Los que no, me entenderán cuando lo vean.
Y lo siento pero conmigo no. Si vamos al circo, voy encantado. Pero no te vistas de ceremonia para hacerme creer que vamos a otro sitio distinto del circo.
Ziryab
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