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España España · Córdoba
Voto de Ziryab:
9
Animación. Fantástico. Aventuras. Comedia Riley es una chica que disfruta o padece toda clase de sentimientos. Aunque su vida ha estado marcada por la Alegría, también se ve afectada por otro tipo de emociones. Lo que Riley no entiende muy bien es por qué motivo tiene que existir la Tristeza en su vida. Una serie de acontecimientos hacen que Alegría y Tristeza se mezclen en una peligrosa aventura que dará un vuelco al mundo de Riley. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me desharé en alabanzas a Inside Out. Ya se han dicho todas o casi todas y estoy de acuerdo con ellas. Inside Out tiene una factura infantil –es técnicamente asombrosa, no me entendáis mal–, una narración infantil y una estética infantil –aun con pinceladas geniales rabiosamente adultas, como la descripción del pensamiento abstracto–, pero todo ello es un mero vehículo. Inside Out no es una película infantil. Y en esto Pixar no tiene rival: la historia está contada a los adultos en forma de película para niños; los primeros se dan cuenta al momento y los segundos ni se enteran de ello.
Continúo por ahí. Que Inside Out sea una película apta para niños no quiere decir que esté destinada a ellos. Y no lo está porque no pueden entenderla. Es más: ni siquiera conviene que traten de entenderla. Sería cruel explicar a un niño lo que cuenta esta película. Lo entenderán por sí solos a su debido tiempo: precisamente cuando dejen de ser niños.
Inside Out narra el paso de la infancia a la adolescencia, con todo lo que ello conlleva de crisis, de rabia, de bloqueo, de sentimiento de pérdida y también, claro, de esperanza. Y lo cuenta desde una perspectiva singular –ahí reside su acierto genial–: desde la “central” emocional de la joven protagonista, alojada en su psique desorientada y perpleja y personificada en un cuadro de mandos manejado por cinco emociones básicas (la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y el asco –o el reparo, mejor–). Hay cosas que se ven venir desde el principio, pero no nos engañemos: no es porque la película sea previsible. Es porque quien ha pasado por ahí ya conoce ese camino. Tildarla de previsible sería como llamar previsible a “Salvar al soldado Ryan” porque al final los aliados ganen la Segunda Guerra Mundial. ¡Estamos! El mérito de Inside Out está precisamente en su coherencia: conocemos el camino y sabemos que es necesariamente triste en muchos tramos. Y ojo que tampoco es sensiblera. Hay cosas que exigen ser narradas con sensibilidad sin que ello convierta en sensiblero a quien lo hace. Por eso no es una película para niños... O mejor pensado, sí es para niños: para el niño que fuimos.
En este sentido no puedo evitar traer a la memoria la dedicatoria de Antoine de Saint-Exupery en “El principito” –libro por el cual, por cierto, no siento especial interés más allá de esa dedicatoria:

A LEÓN WERTH
Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande (…) Quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria:
A LEÓN WERTH
CUANDO ERA NIÑO

Pues eso.
A quienes seguimos creyendo que la auténtica patria de cada uno es la infancia, una película así nos arrasa emocionalmente. Pero no os confundáis: eso no significa ponerse triste. Quienes la han visto me entenderán. Quienes no, vedla. No se puede contar mejor lo que cuenta esta película. De otra manera, quizá sí. Mejor no.
Ziryab
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