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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
7
Ciencia ficción. Intriga. Thriller En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica. (FILMAFFINITY) [+]
21 de noviembre de 2008
74 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los últimos quince años de la filmografía de Richard Fleischer no fueron precisamente muy brillantes, y fue una lástima porque en sus veinticinco años anteriores había sido por derecho propio uno de los directos más interesantes del cine comercial americano al que daba siempre un marchamo de cine de autor y originalidad de la que no suele abundar.

Pero digamos que sus últimas grandes películas fueron “Tora! Tora! Tora!” y “El estrangulador de Rillington Place”, todo lo que vino a continuación es prescindible absolutamente.

Aún así, si tuviera que “salvar” a alguna de las posteriores o al menos hablar de ella creo que elegiría esa que lleva un título tan bonito y poético en español como “Cuando el destino nos alcance” y en cambio tan prosaico en inglés como “Soylent Green”.

La película tiene ese punto cutre que Fleischer iba tomando lentamente según iba terminando su carrera, y que hace que sus proyectos sean de serie B o lo parezcan que es mucho peor.

El guión tiene dos grandes vertientes, uno es el de la Ciencia-Ficción y toda la parte futurista y apocalíptica de lo que vendrá y el otro es de del thriller e historia policiaca que ambas confluyen en el último cuarto de película. Ninguna de las dos es gran cosa, si acaso la parte más humanista y ecológica es lo más interesante.

Los mejores momentos son los protagonizados en la intimidad por un resultón Charlton Heston y sobre todo por la presencia de Edward G. Robinson en su última película, en una especie de testamento propio donde se despide de todos nosotros. Magnífica la escena que ambos comparten en ese cena regeneradora de recuerdos y de vida. Poco más destacable si no es por algún detalle como lo del "mobiliario" que sin lugar a dudas firmamos todos.

El final intenta ser abrupto e impactante, pero a mi juicio sólo es una artimaña sensacionalista que lo único que veo de positivo es que es pesimista, única forma de pensar si se trata de los hombres.

Nostalgia, es la sensación quizás más placentera que nos puede provocar “Cuando el destino nos alcance”, pero cine, cine de verdad, bastante escaso.
vircenguetorix
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