Cabe comenzar diciendo que el que puso el título en español a la película no se la vio. Desiertos aquí ninguno, en tal caso bosques y de los buenos.

Comentada esta anécdota quería hacer referencia de forma positiva a esta “The Last Frontier” del gran Anthony Mann. Es un western atípico, muy atípico. Contiene suficientes elementos para provocar en el espectador habitual al género muchas preguntas, curiosidades y sobre todo descolocarlo completamente.

Su argumento no es que sea muy original –aunque aquí los indios no pierden una batalla- pero sí el retrato de los protagonistas. Estamos acostumbrados a que nuestros vaqueros favoritos sean más galanes que pistoleros. Gary Cooper o James Stewart son el mejor ejemplo de ello. Aquí no, esta es más realista, por eso se escoge al veterano Victor Mature en el papel principal, y no se lo idealiza, sino que es un tosco, bruto y analfabeto cazador de pieles, pero que tiene un corazón que no le cabe en el pecho.

Probablemente el mejor papel de toda la última etapa de Victor Mature, que sin embargo le llega en una producción semidesconocida que casi nadie ha visto.

Es además uno de esos escasos westerns, cosa no muy habitual, que genera un amplio debate posteriormente. No es un simple entretenimiento bien hecho, sino que la reflexión que lleva consigo como la confrontación entre la civilización y la naturaleza es apasionante, y merecería por sí mismo un ensayo. Se nota que la historia viene de una novela y no de la barra de un pub nocturno.

A destacar el papel de una jovencísima Anne Bancroft y casi todos los secundarios, en especial el amigo indio, pocas veces se ha humanizado tanto al otro.

Este es un western de cinéfilo, como dice un amigo mío, sólo para entendidos.

Nota: 6,7