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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
8
Drama. Bélico Berlín, abril de 1945. La guerra está sentenciada, pero en las calles de la capital del Reich todavía se libra una encarnizada batalla. Adolf Hitler (Bruno Ganz) y sus fieles se han atrincherado en un búnker. Entre ellos se encuentra Traudl Junge (Alexandra Maria Lara), la secretaria personal del Führer. En el exterior, la situación se recrudece. A pesar de que Berlín ya no puede resistir más, Hitler se niega a abandonar la ciudad y, ... [+]
5 de febrero de 2010
156 de 187 usuarios han encontrado esta crítica útil
La SGM no la perdieron los alemanes en el Alamein, ni en Stalingrado, ni en Normandía ni en ninguna otra batalla de ingrato recuerdo para ellos, la perdieron en la construcción de su propia casa. Para edificar un edifico sano, robusto, perdurable, es necesario ladrillos y pilares consistentes que sean de fiar, y desde el primer momento Hitler estuvo rodeado de traidores, arribistas, advenedizos y falsos aduladores. ¿Cómo puedes pensar en ganar la guerra si el jefe de los servicios de inteligencia (la Abwehr) el almirante Canaris le decía a Franco en secreto que no entrara en el conflicto porque Alemania no podría ganar jamás, todo ello a finales del 41? Y suma y sigue con Rudolf Hess, Goering, Rommel, Himmler… El árbol nazi tenía tantas manzanas podridas que a la menor posibilidad optaron por jugársela al Führer. Aunque toda regla tiene su excepción: Goebbels, un hombre de una lealtad en política que pocas veces se ven, y mucho más cuando las cosas se han puesto tan feas.

Tal y como dice en “El hundimiento” Bruno Ganz en su papel de Hitler, debería haber hecho como Stalin y haber fusilado a todos muchos antes. En contra de lo que se piensa, Hitler fue un hombre demasiado confiado con su entorno cercano, mucho más que cualquier dictador que se nos venga a la mente. Tenía un sentido de la camaradería, casi familiar. Esto me recuerda que cuando al psiquiatra Carl Jung le encargaron analizar la escritura de Hitler, concluyó que predominaba en él un instinto claramente femenino. Eso explica que podía ser una “madre” con los suyos, con gran sensibilidad (recordar que prohibió que el marisco fuera cocido a fuego lento para que no sufriera), mientras que fuera de ese núcleo familiar (que sería el pangermanismo) se mostraría duro e impertérrito.

Anécdotas al margen, la película de Oliver Hirschbiegel es uno de los mejores filmes europeos de la década, postulándose como un ejemplo de lo que debe ser abordar un tema histórico moralmente complejo pero con objetividad científica. Esto ya no se ve. Desde hace mucho hay que subrayar quién es quién para que todo sea políticamente correcto.

Hay una cosa que no me gusta de la película. No soporto la introducción de la anciana Traudl Junge dando explicaciones y excusas. Si los alemanes hubieran ganado la guerra hubiera aparecido en un documental diciendo lo orgullosa que estaba de aquellos años, los mejores de su vida. ¿Cómo no vas a aceptar un trabajo de secretaria del Führer? Y de señora de la limpieza también. El arrepentimiento –si es que viniera al caso, que no veo por qué, es una administrativa ni el doctor Menguele- sólo tiene valor en tanto en cuanto la situación de privilegio se mantenga, una vez las tornas han cambiado y lo que era bueno pasa a ser malo, denota únicamente capacidad de adaptación y ganas de sobrevivir, lo mismo que han hecho las ratas toda la vida, pero no implica ningún mérito moral en cuanto al discernimiento.
vircenguetorix
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