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España España · Valladolid
Voto de vircenguetorix:
6
Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
4 de febrero de 2009
29 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Polanski tiene dos grandes problemas; uno es cinematográfico y otro moral. El primero afecta sobre manera a la incapacidad que tiene para culminar un trabajo redondo. Por varias razones, esencialmente de guión, tiene el defecto de poder hacer dos películas en una, es decir muy buena una primera parte del metraje, muy mala la segunda. Esto no es anecdótico sino frecuente. Basta recordar “La novena puerta” o esta que comentaré ahora “Lunas de hiel”, pero también otras más clásicas como “La semilla del diablo” donde no sabe rematar con la espada una magnífica faena.

El tema moral me preocupa bastante más, Polanski desde sus comienzos está impregnado de algo malsano que podemos denominar negatividad. Vive constantemente en una especie de perversidad ética que le lleva a retratar u ocuparse de las alcantarillas del inconsciente. Lo cuál no es malo si se hace como terapia, pero no como pura recreación pajillera.

En “Lunas de hiel” vuelve sobre lo mismo que ya abordó en su ópera prima “El cuchillo en el agua”. Una pareja, un desconocido, un barco, un lugar claustrofóbico que no se puede abandonar y sobre todo una visión sobre la pareja que se define por enfermiza.

Y la primera hora de película es monumental, para un nueve perfectamente, y sin embargo acabará por convertirse una vez más en un producto de tal vileza, crueldad, depravación y enloquecedor que merece la pena que las personas que adoren esta película se hagan examen de conciencia.

Una cosa es el voyerismo, el sadomasoquismo o la lluvia dorada, y otra muy distinta recrearse en el mal, dándole carta blanca. Esto no es nuevo, Polanski ya lo había hecho en 1976 con esa diabólica película titulada “El quimérico inquilino”.

Quizá algún día, cuando ya no esté entre nosotros podamos saber mucho más de Polanski que hasta ahora estaba oculto. Y mientras tanto el Iker Jiménez con las pirámides de Egipto, ¡que no joder, que las construyeron obreros sin seguridad social!
vircenguetorix
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