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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
7
Drama América, años treinta. Chuck Glover (Montgomery Clift) es un funcionario del Gobierno del Valle del Tennessee, encargado de expropiar las tierras ribereñas, cuyos habitantes sufren con frecuencia los devastadores desbordamientos del río. El objetivo es, además de evitar catástrofes, construir una presa hidroeléctrica que garantice el progreso de la región. Pero ese proyecto exige la demolición de las viviendas de una pequeña población y ... [+]
22 de junio de 2009
33 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodeado de un buen número de actores que le resultaban próximos —incluso con Monty Clift había trabajado previamente en teatro— Kazan, pese al batacazo “salvaje” en taquilla que se pegó, filmó una película que más tarde habría de confirmar en repetidas ocasiones como una de las favoritas de su filmografía. Quizás debido a que algunos de los temas fundamentales en su carrera —la temática social de cariz realista (que ya se apunta desde el material documental a modo de introito) y el análisis pormenorizado de personajes y ambivalencia de personalidades— aparecen aquí trazados con mesura y proporción. Incluso el contexto de la América profunda, también obsesión frecuente en su cine ('Baby Doll', 'Esplendor en la hierba'), encuentra en este guion acomodo para explayarse considerablemente.

Para ello se valió de la expresividad de un maltrecho Clift —ya con el accidente y sus adicciones a cuestas— al que daban la réplica las estupendas Lee Remick y Jo van Fleet —enorme en ese sentido la relación de admiración-rivalidad entre ella y Monty— y de una factura muy equilibrada en localizaciones y la fotografía otoñal.

Es interesante, entrando en detalles, observar un guion que sortea las intenciones doctrinarias de proselitismo anti-liberal. Se puede incidir, desde ese punto de vista, en la relación de ese detalle con la voluntad de Kazan de esquivar los excesos emotivos del actors studio. Todo ello se confabula en una puesta en escena carente de sobresaltos y más centrada en captar la belleza tenue del Cinemascope y la contención en las interpretaciones. Quizás esas pretensiones veraces de retrato sociológico de Kazan —seguidor confeso del neorrealismo italiano— son las que consiguen alejar el fantasma del “recado” vocinglero tan recurrente en este tipo de argumentos.

En este sentido, cabría destacar que el personaje de Clift tiene una evolución no enfatizada, una crisis mostrada de manera sobria entre sus obligaciones o convicciones y la realidad que descubre. Esto compensa en parte algunos tramos de estructura de guion de laboratorio tanto en la distribución formal de escenas como en los diálogos academicistas.

Quizás la falta de química entre la pareja protagonista y la ausencia de carisma de un Clift en horas bajas sean elementos que lastran el conjunto. El aspecto físico del protagonista, de hecho, obligó a Kazan a modificar el planteamiento primero de la cinta, convirtiendo al personaje en un tipo inseguro y no el hombre fuerte que tenía pensado. El clásico héroe hollywoodiense que había de enfrentarse a la conjunción de cerrazón y tradiciones de las fuerzas sureñas se convierte en esta cinta en un tipo débil, que se mantiene en sus “trece” más por obligación que devoción.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bloomsday
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